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Actualizado: 13 de julio de 2025


Iba solo y pensativo, lo cual no extrañó á ninguno de los que le vieron salir, por la sencilla razón de que siempre iba lo mismo. Engolfado en sus cavilaciones, andaba ligero unas veces y otras se detenía de pronto, haciendo rayas y figuras en la tierra ó círculos en el aire, como mágico antiguo, con un palitroque ó báculo que en la mano llevaba.

La declaración de Maximiliano había puesto a Fortunata en perplejidad grande y penosa. Aquella noche y las siguientes durmió mal por la viveza del pensar y las contradictorias ideas que se le ocurrían. Después de acostada tuvo que levantarse y se arrojó, liada en una manta, en el sofá de la sala; pero no se quedaban las cavilaciones entre las sábanas, sino que iban con ella a donde quiera que iba.

Patrañas, querida hija; cosas de la imaginación replicó D. Benigno, apurando su chocolate . No nos entreguemos a cavilaciones hueras y tengamos confianza en Dios. Eso de malas y buenas estrellas no es muy cristiano que digamos. Es verdad; pero yo no puedo evitar el sospechar peligros, el tener miedo de todo, y el presentir desgracias. Es una especialidad mía.

Isidro levantó los hombros desdeñosamente. ¡Fantasías de artista! ¡Cavilaciones de poeta! ¿Qué tenían que ver el amor y la riqueza para que los colocasen juntos, como antitéticos e inconfundibles?...

Estas poco optimistas cavilaciones las supuse inducidas por el pastel que todavía tenía en el estómago, de manera que me levanté y dije a Ingomar que me mostrara la habitación, pues quería acostarme. Siguiendo al terrible bárbaro, que blandía una vela de sebo encendida, subí por la escalera arriba, hacia mi cuarto.

Mas para que esta idea triunfase por completo, faltaba aclarar el siguiente punto: ¿Había faltado Jacinta con el señor de Moreno? Porque si había faltado, allá se iba la una con la otra, y tan buena era Juana como Petra. Nunca pudo la señora de Rubín llegar en sus cavilaciones a una solución terminante en este punto oscurísimo.

Pero, con todo, siempre estaba pensando en ello, y lo mezclaba con todas sus cavilaciones y con todos los apuros de su miserable y atragantada existencia. En tiempo de Bonis, en esta época de su vida, no se hablaba como ahora, y menos en su pueblo, donde para los efectos fuertes y enrevesados, dominaba el estilo de Larrañaga y de D. Heriberto García de Quevedo.

Quizás las aprecie mejor; quizás yo esté en situación de ver en ella méritos de abnegación que usted no puede ver. D. Benigno meditó breve rato. Había caído en un mar de cavilaciones que sin duda no tenía fondo. ¡Ah! exclamó dando un gran suspiro con el cual pudo salir de aquellas honduras tenebrosas , usted me confunde más, pero mucho más.

En estas y otras cavilaciones, llegó a casa; tan oportunamente, que se encontró en ella al joven Arturo en íntima conversación con Julieta, mientras doña Juana se hacía la desentendida, removiendo sillas y muñecos que estaban muy en su lugar. Señor don Arturo dijo sin otro ceremonial don Simón, al aparecer en escena , tengo que hablar con usted, a solas unas cuantas palabras.

Lo que conviene, de cualquiera suerte que sea, es que el lenguaje de las mencionadas cavilaciones no resulte, o por culpa del autor o por culpa del traductor, muy bárbaro y enmarañado.

Palabra del Dia

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