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Actualizado: 13 de noviembre de 2025
De todos estos descubrimientos no pudo menos de alegrarse, como buen tío que era; pero hizo, ó creyó haber hecho, otros descubrimientos, que le mortificaban algo. "Tal vez serán cavilaciones", decía para sí. En punto de las diez se acabó la tertulia. Sola ya la familia, Doña Antonia convocó á los criados, y en compañía de todos, y en alta voz, se rezó el rosario.
A esta altura estaban sus cavilaciones, cuando Maxi le llevó la noticia que le diera doña Desdémona. Lo primero en que doña Lupe puso su atención inteligente fue en la cara del joven al dar el recado, y se pasmó de su impavidez, a pesar de que demostraba penetrar el sentido recto de la alegoría empleada por la señora de Quevedo.
El rayo había caído, y sin embargo, don Pablo Aquiles vivía, sentado en su sillón, paseando sus ojos atónitos de misia Casilda, inmóvil, a las cigüeñas de la pantalla, mudas confidentes de sus cavilaciones, y en esta mirada parecía preguntarles qué era aquello, qué significaba, aquello, porque él, francamente, no lo comprendía...
Ana al saber la noticia, comprendió que aquello era todo lo contrario de irse a la Almunia de don Godino. Pero no quiso pensar en los peligros que la estancia en el Vivero podía tener. Aborrecía ahora las cavilaciones.
Si á este punto llegó Berkeley al negar la existencia de los cuerpos, haciendo triunfar sobre el instinto de la naturaleza las cavilaciones de la razon, el filósofo de Cloyne, aislado, y en oposicion con la humanidad entera, mereceria el dictado que con razon se aplica á los que se hallan en situacion semejante: la locura por ser sublime no deja de ser locura.
Milagro que no se les ocurre inventar una máquina para hablar y otra para escribir, o cualquiera otro disparate....» Volvió en seguida al camino recto de sus cavilaciones. La cuestión era que aquello no tenía igua. Con el buen Colignon no había que contar.
Pepe Güeto y doña Luz se reían de tan inverosímil suposición; pero la verdad era que ellos notaban asimismo lo mucho que D. Acisclo cavilaba, y sentían no pequeña curiosidad por conocer el asunto de sus cavilaciones.
Ella era la única que poseía el secreto de mis tristezas; sólo ella sabía darme aliento y ánimo. Frecuentemente me encerraba yo en mi recámara para dar rienda suelta a mis cavilaciones y melancolías. Allí pasaba yo horas y horas. ¿Estás enfermo? me preguntaban las tías. Di que tienes.... «¡Vaya si soy desgraciado! pensaba yo, tendido en el lecho.
Durante algunos días estos temores pusieron en la vida, siempre melancólica, de aquella mansión, un sello de tristeza y de inquietud profundas. Todas las voces se hicieron quedas y suspirantes alrededor del amo, que, sumido como nunca en sus cavilaciones y añoranzas, cayó en un abatimiento alarmante.
«Tú me ayudarás prosiguió Maxi con ráfagas de inspiración religiosa en sus ojos encandilados , tú me ayudarás a propagar esta gran doctrina, resultado de tantas cavilaciones, y que no habría llegado a ser completamente mía sin el auxilio del Cielo. El gran misterio de la revelación se ha renovado en mí. Lo que sé, lo sé porque me lo ha dicho quien todo se lo sabe».
Palabra del Dia
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