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Actualizado: 14 de octubre de 2025


¿Por qué vino tu imagen a mi memoria, Stella, alma, dulce reina mía, tan presto ida para siempre, el día en que, después de recorrer el hirviente Broadway, me puse a leer los versos de Poe, cuyo nombre de Edgar, harmonioso y legendario, encierra tan vaga y triste poesía, y he visto desfilar la procesión de sus castas enamoradas a través del polvo de plata de un místico ensueño?

¡Qué gran Papa! exclamó la abuela llena de admiración. ...Isabel respondió en estos términos: « que el matrimonio es honroso, y el lecho de las esposas castas inmaculado; pero no puedo olvidar lo que dijo el apóstol San Pablo...» ¡Otra vez San Pablo! gruñó la abuela... ¡Qué santo!... «...Que hay que tener una santa emulación por los dones de Dios y desear los más excelentes.

Su religión ama la sangre y mantiene las castas; su verdadero culto es el de Odín, sólo que ahora el dios de la matanza ha cambiado de nombre, y se llama el Estado. Se detuvo un instante Tchernoff, tal vez para apreciar mejor la extrañeza de sus acompañantes, y dijo luego con simplicidad: Yo soy cristiano. Argensola, que conocía las ideas y la historia del ruso, hizo un movimiento de asombro.

Para ella, la sociedad estaba dividida en dos castas: los que van a pie y los que gastan carruaje; los que tienen en su casa gran patio con ancho portalón y los que entran por estrecha escalerilla o por obscura trastienda.

Para él, las corridas eran lo único interesante del mundo, y dividía a los pueblos en dos castas: la de los elegidos, que tienen plazas de toros, y la muchedumbre de naciones tristes, en las que no hay sol, ni alegría, ni buena manzanilla, a pesar de lo cual se creen poderosas y felices, cuando no han visto ni una mala corrida de novillos.

¡Cuán majestuosa se alza ante esa piedra monumental, encarnacion ayer de las antiguas castas, encarnacion más tarde de la política y del arte modernos! Aquella piedra se representa en mi fantasía como el gigante desterrado de un siglo, á quien otro siglo da razon en una hora de verdad y de entusiasmo.

Aún no he visto este año la feria de Navidad. Y eso que teniendo carruaje se puede salir de casa sin miedo al tiempo. Y lo de tener carruaje acentuábalo doña Manuela como si fuese la ejecutoria de la distinción, el signo único que marcaba la diferencia de castas.

Los había de todas castas, figuras y colores: unos de elegante silueta, bien alimentados; otros churretosos y con largas lanas; pero todos guardaban igual silencio, sin un ladrido, sin el menor rezongo, graves e inmóviles, como soldados que presienten la proximidad del combate. Sus amos hablaban en voz baja, por la costumbre de recatarse en el vedado.

De ésto se deduce, que la colonización debe efectuarse en condiciones que llene aquellos fines, armonizando el bienestar del elemento colonizador y del colonizado, y fomentando el desarrollo de la riqueza mediante una acertada explotación de sus productos naturales, que lo mismo beneficie á los indígenas, sin distinción alguna de castas, que á los nacidos en la península, cuya misión allí no es de dominio ni de conquista, puesto que las colonias, como sabiamente disponen nuestras leyes, sólo deben ser una continuación de la metrópoli por la extensión de la raza, que al confundirse con la indígena le presta los elementos indispensables para su transformación etnológica, poniéndola en condíciones de alcanzar el nivel intelectual de los pueblos civilizados.

Shakspeare, dice Emerson, es en historia natural una producción del globo que anuncia nuevas mejoras; alguna casta nueva, con relación a la cual seamos los hombres de las demás castas lo que el mono es con relación al hombre.

Palabra del Dia

aprietes

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