Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de julio de 2025
Estudiado con imparcialidad y reposo este intrincado asunto, hallarémos que el mundo antiguo, la humanidad hasta el siglo XIV, no es más ni menos que un órden de cosas creado por la ley de la contradiccion, por la ley de las castas, la ley de arriba declarando pária á la ley de abajo; la ley de un espíritu y de una materia, considerados como poderes antagonistas; como fuerzas radicales contrarias; la ley terrible que convertia al hombre en enemigo del hombre y de Dios.
Ríase usted, Isidro, de las castas sociales de Europa. Allá, casi todos somos unos; la educación y la inteligencia nivelan a las gentes. Pero en estos países democráticos, los ricos de ayer necesitan aislarse, para que los demás crean en su importancia. Además, la continua afluencia de aventureros les obliga a defenderse con un estrecho tacto de codos.
Aquel achaque de algunas provincias de nuestro país, no procede tanto del clima, ni del genio de nuestra raza, raza tan activa, tan enérgica, tan creadora; la raza de Aténas y de Roma absorbiendo al mundo; no procede tanto de ese orígen, repito, como del cruzamiento de castas diferentes, de sus tradiciones y de sus hábitos.
La bulliciosa latinidad gozaba el privilegio sobre las otras castas de beber vino en las comidas dos veces por semana y tomar chocolate al amanecer otras dos veces, en vez del café habitual. Las lamentaciones de don Carmelo, que juraba para él solo con grandes aspavientos, interrumpieron a Maltrana. ¡Mardita sea mi arma!
La que reniega de la timidez, le halla osado, y comedido la que desconfía de su atrevimiento; con las muy castas observa la virtud de la paciencia, esperando y logrando del tiempo y la ocasión lo que le regatea la honestidad; a unas sólo intenta seducir con miradas y palabras; a otras en seguida les persuade de que los brazos del hombre se han hecho para estrechar lindos talles.
4 que enseñen a las mujeres jóvenes a ser prudentes, a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, 5 a que sean templadas, castas, que tengan buen cuidado de la casa, excelentes, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. 6 Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean templados;
Entró sin descomponerse, con un desdén y una gravedad calculados para henchir de respeto el corazón de las castas inferiores. Deslizándose como un mono por los parajes oscuros, buscando la proximidad de las mujeres obesas, y cuando no, la de las que estaban en regulares carnes, andaba nuestro amigo Osuna, el administrador de la casa Montesinos.
La segunda de estas aborrecibles castas es el viejo-calavera, planta como la caña, hueca y árida con hojas verdes. No necesitamos describirla ni dar las razones de nuestro fallo.
No en balde estuvo el Paraíso terrenal en el Asia. En la Grecia antigua, las cortesanas y también las castas matronas apetecían los zapatos venidos del Asia, zapatos al parecer preciosos, adornados con pinturas de mucho mérito y figuras cinceladas en metal.
Siendo Nucha tan buena para mujer de un hombre, mejor sería para esposa de Cristo; y las castas nupcias dejarían intacta la flor de su inocencia corporal, poniéndola para siempre al abrigo de las tribulaciones y combates que en el mundo nunca faltan. Esto de los combates le recordaba a Sabel. ¿Quién duda que su permanencia en casa era ya un peligro para la tranquilidad de la esposa legítima?
Palabra del Dia
Otros Mirando