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Actualizado: 17 de junio de 2025


Las ninfas en sus humidas alcobas Sienten tu rabia, ó vengativo Nume, Y de sus rostros la color les robas. El nadante poeta que presume Llegar á la ribera defendida, Sus ayes pierde y su teson consume. Que su corta carrera es impedida De las agudas puntas del tridente, Entonces fiero y aspero homicida.

Héctor, encanijado y pusilánime, no contó hora de sosiego ni minuto sin quejido. Aquiles, no mucho más esponjado que Héctor, despuntó por místico en cuanto tuvo uso de razón, y emprendió, pocos años después, la carrera eclesiástica.

Pero como el ocio nunca entró en mis cálculos, decidí estudiar una carrera, y elegí la carrera de médico-cirujano. Aquí, entre nos, le confesaré que siempre he considerado la medicina como la carabina de Ambrosio, pero la cirugía, ¡ah! eso es otra cosa.

Después de augurarle un brillante porvenir en la nueva carrera que emprendía, se despidió para tomar la senda de Pamplona. Por el camino iba pensando que debía dar por suficientemente apurados los medios de investigar el paradero del pobre enfermo fugitivo, pues no daban noticias de él en todo el territorio de la Amezcua.

Esta música hacía surgir en medio de los cielos brumosos las colinas de Sorrento, cubiertas de naranjos y limoneros, las costas de Sicilia, perfumadas por una flora ardorosa. Ferragut tripuló el buque con gente amiga. Su segundo fué un piloto que había empezado su carrera en las barcas de pesca. Era del mismo pueblo de los abuelos de Ulises, y se acordaba del Dotor con respeto y admiración.

Hay tipos, como el de Hamleto, cuyo estudio bastaría á llenar la vida de un actor. «Mis meditaciones acerca de este carácter dice Macready, han perdurado hasta el final de mi carrera».

¡ soldado! exclamó el cura; pero no eran esas las miras de tu padre... Muchas veces, en presencia mía, tu padre hablaba de tu porvenir, de tu carrera: debías ser médico, como él, médico de aldea, médico de Longueval... y como él asistir a los pobres, y como él cuidar a los enfermos. Juan, hijo mío, acuérdate. Me acuerdo, me acuerdo.

Necesitaba ver y saber, como el criminal que vuelve instintivamente al lugar donde realizó su delito. A mediodía empezaron á marcarse en el horizonte varias nubecillas. De todas partes acudían los vapores, atraídos por este ataque inesperado. El buque francés, que marchaba delante en la carrera de auxilio, moderó repentinamente su velocidad. Había entrado en la zona del naufragio.

Salomón había recapacitado y había visto que, debajo del sol, ni la carrera era de los ligeros, ni la guerra era de los fuertes, ni el bienestar de los listos, ni de los prudentes la riqueza, ni de los elocuentes el favor, sino que todo era caprichoso resultado de la ciega fortuna. Y hallándose su alma en tan doloroso estado, fue cuando Adherbal le presentó a Echeloría.

Y luego, aprovechando un día de sol despejado, se sigue atentamente la marcha de la sombra proyectada por la varilla. Esas sombras van disminuyendo de tamaño á partir de la mañana hasta el momento en que el Sol, al llegar al punto más alto de su carrera diurna, pasa por el meridiano; luego aumentan á medida que avanza la tarde, pasando en sentido inverso por las mismas alturas.

Palabra del Dia

lanterna

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