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Actualizado: 21 de junio de 2025


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Encontrándose en país salvaje, habitado por tribus hostiles y algunas sospechosas de antropofagia, y poblado además de no pocos animales feroces, sus temores no carecían de fundamento. El Capitán, cuyos recelos aumentaban a medida que el día iba decayendo, decidió marchar en busca de sus compañeros.

El nobilísimo río español llevaba aquella tarde bastante agua, y sus orillas, cubiertas de acacias y de otros árboles, no carecían de encanto ni de belleza..... De entre lo más espeso de aquella pintoresca fronda salía mansamente el arroyo Zurguén, que baja de las históricas alturas de Arapiles y penetra en el Tormes, después de haber regado el precioso valle cantado por Iglesias y por Meléndez Valdés.

Los esplendores de mariposa con que los viste la Naturaleza no podían apreciarlos. Como el enfermo daltoniano, todos ellos ignoraban los colores y sólo conocían las diferencias de claridad. Un absoluto silencio acompañaba á su visión incompleta. Todos los animales acuáticos eran sordos, ó más bien, carecían completamente de órganos auditivos, por serles innecesarios.

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