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Actualizado: 29 de junio de 2025


Falta saber dijo éste , si a don Claudio le ha pasado lo mismo que a nosotros; y eso lo sabré mañana, si no lo averiguo esta misma noche. Me parece bien pensado, hijo; muy bien pensado... eso es. Y si resulta que no ha habido portazo para él, démonos usted y yo por muertos en Peleches. ¡Caray, caray! Un incidente grave

, mi señor don Alejandro: usted tenía sus planes, ¡muy bien tenidos!... eso es, y muy bien hechos; planes ¡caray! de toda la vida, que son, , señor, los más estimados; y si esos planes, supongamos, le hubieran fallado por una causa... ordinaria y corriente, eso es, y común de todos los días, usted hubiera formado otros a su gusto; mientras que de este otro modo, eso es...

Y en estas dudas, bien fundadas, Leto, bien fundadas... eso es... tener un rumbo bien marcado, una voluntad bien firme y un juicio como Dios manda, es estar fondeado en el puerto en medio de un temporal... Vive, vive agradecido a esos señores que tanto nos favorecen; cultiva su trato y sírvelos sin llegar a cansarlos ni a molestarlos en tanto así... ¡caray!... eso es; aprovecha sus lecciones, y vete, vete preparando debidamente la casa para cuando se vea sin puntal.

En eso quedamos al cabo; y entre si me animaba yo a subir esta tarde o no, llegó su amigo el Ayudante de Marina, con quien tenía pendiente un partido de billar... porque ésta es otra de sus aficiones y el único vicio, eso es, que se le conoce; y fuéronse al Casino poco antes de llegar ustedes... Que lo siento en el alma, ¡caray! porque se hubieran conocido aquí todos, y eso tendríamos adelantado... Eso es.

Y por eso tiene Leto un yacht tan lujoso. Cada lunes y cada martes le zarandea por la mar. Ayer salió a media mañana, con su correspondiente pitanza, por si acaso... eso es. Pues volvió entre día y noche, como dije a usted en mi carta. Quise que subiera hoy a Peleches... pues ¡caray! casi de rodillas me pidió que no le diera comisiones de esa clase.

Porque verdaderamente, ¡caray! sin una razón así, no se penetra... Por último, hijo del alma: hagámonos superiores mientras pasen esos pocos días que dice el señor don Claudio... y Dios dirá, eso es; Dios dirá luego... Pero por lo pronto, duele, , señor... ¡caray, si duele!

Allí fue donde el boticario padre enderezó estas pocas al farmacéutico hijo: Verdaderamente es raro, ¡caray! , señor... es raro.

Ni siquiera de cumplido, hombre: «pasen ustedes un momento... avisaré a don Alejandro...» para hacerle el homenaje de amigos... eso es... Pues nada, Leto... portazo, ¡caray! ¿Se habrá sabido aquello? ¿Habremos caído en desgracia?... Si es de cuidado lo de ella... por lo mismo; y si no lo es, igualmente... Vamos, que no hallo razón para el... llamémosle desaire, eso es, inmerecido... Y no me duele por desaire, no, señor: me duele como síntoma, como síntoma de un enojo... eso es, del señor don Alejandro... ¡Caray! con lo que yo le estimo y le... ¿Lo ves de otro modo, Leto?

De manera, hijo observó don Adrián, dale que dale al codo, pero muy suave y lentamente, con el gorro sobre las cejas y la carita rechupada , que por fas o por nefas... eso es, pues propiamente luz, no resulta del relato: por fas o por nefas, repito, esa nube no ha cogido a nadie más que a nosotros... a nosotros dos, eso es. ¡Caray si es duro eso de pensar!

Palabra del Dia

rigoleto

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