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Actualizado: 29 de junio de 2025


Que no cabe reparación, eso es; que usted no la admite ni la quiere... que estas puertas continúan cerradas para nosotros... cerradas, eso es... Malo, triste, ¡caray! muy triste, muy malo, , señor; pero se sabe el motivo, se reflexiona sobre él; resulta justo, justa y merecida la pena; y ya es distinto, eso es; ¡pero muy distinto, caray!.. Y esto es todo lo que verdaderamente tenía que decir a usted, , señor; nada más, eso es.

¡Y cuidado! díjole don Alejandro , que ésta es del oficio, y su voto, de calidad por consiguiente... ¡Caray! de ese modo, ya lo creo... , señor, eso es.

Por de pronto, es noblote a no poder más; y hasta el día de la fecha... en buena hora lo diga, no me ha dado ningún disgusto... quiero decir, un verdadero disgusto... Pues eso ya es algo, don Adrián. ¡Caray! ¡vaya si lo es! ¡Y no doy yo pocas gracias a Dios por ello! No, no: en ese punto, marchamos bien.

Muy bien acordado, ¡caray! observó entonces don Adrián Pérez deteniéndose para dirigirse a sus dos interlocutores, que también se detuvieron . Verdaderamente la situación moral del excelente amigo, no es para prolongarla mucho tiempo... eso es... ni tampoco la nuestra, no, señor, ni tampoco la nuestra... Puede vencer las aprensiones que le inquietan; pero pudiera no... y las aprensiones comprimidas son pólvora que al fin revienta, ¡caray! y entonces, lo que pudo curarse con dos cuartos de ungüento, es una carnicería... Y hay que huir de estos extremos... eso es... mayormente cuando el asunto, bien mirado, bien mirado, eso es, no vale la pena, como en el caso presente; , señor, como en el caso presente. ¿De qué se trata en fin y remate?... Eso es, ¿de qué se trata?

Ya eres otro; ya estás donde yo quería y esperaba verte... no tan pronto, es verdad, y esto es lo que me sorprende y maravilla; pero, al fin, estás... estás, eso es; y puesto que estás, procura no perder lo adquirido; guárdalo, ¡caray! como un tesoro que es tuyo legítimamente, descubierto en tu propio terreno... Mañana o el otro, esos señores se irán por donde han venido, y sería una triste gracia, Leto, que en cuanto se quitara el puntal se nos viniera la casa abajo... No, señor, ¡caray! no, señor.

La verdad es concluyó don Adrián rascándose muy suavemente el codo , que bien consideradas las cosas, señor don Alejandro, y tal y cual van, ¡caray! los particulares de otras familias, no les ha caído a mis hijas la más negra de las fortunas... eso es.

Al pie de la letra, señor don Adrián respondió el comandante rompiendo la interrumpida marcha , y me permito aconsejar a Leto que si la interesada no resuelve sus dudas en este mismo sentido, influya con ella con todo su prestigio, para que lo haga así, por la cuenta que les tiene; y a usted, Leto, en particular. ¡Eso es, caray, , señor, eso es!

Declararon los oyentes, de todo corazón al parecer, que no había en el nombre nada de feo ni de raro, y, sin convencerse de ello, continuó don Adrián: Tampoco en Madrid dio un mal paso en su carrera: buenas notas siempre, mucho fruto... porque aquí, en la botica, le iba descubriendo yo cuando venía a pasar las vacaciones... y al mismo tiempo haciéndose un chicazo como un trinquete... no muy grande; pero bien cortado... eso es, y fuerte... y guapo, ¡qué caray!... y dócil y risueño que daba gusto.

Yo bien sabía que quien lo tiene es quien ha de darlo, ¡caray! y no otro alguno, , señor... te empeñabas en que no había nada dentro de ti; yo en que lo había... como está la chispa en la piedra... justamente, eso es, como la chispa en la piedra: lo que faltaba era el eslabón de acero, el eslabón, ¡caray! que diera el golpe... Pues ya pareció el eslabón... se dio el golpe... , señor, sobre la piedra... eso es... y saltó la chispa... Porque la había, ¡caray! porque la piedra era de darlas... y yo me salí con mi empeño... La vida que aquí traías, no era mala verdaderamente, porque eres bueno por naturaleza; pero tampoco era envidiable, eso es, ni la más al caso para que un mozo de tus prendas las hiciera fructificar en lo que valen... Vinieron esos señores... nos honraron con su trato... eran, por suerte, el eslabón... la piedra chocó con él... y saltó la chispa, Leto... la que tenías allá... eso es.

Un yacht, señorita respondió don Adrián en tono muy ponderativo : un yacht, así, en puro inglés; y de lujo, ¡caray! lo que se llama de lujo... eso es: vamos, un yacht de regatas, de primera.

Palabra del Dia

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