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Actualizado: 7 de junio de 2025


Se había sentado á descansar en las rocas negras con faldellines de algas que asoman su cabeza ó la hunden, al capricho de la ola, esperando la noche y el buque ciego que venga á romperse como una cáscara.

Eso , ya estaba convencida, don Álvaro no quería vencerla por capricho, ni por vanidad, sino por verdadero amor; de fijo aquel hombre hubiera preferido encontrarla soltera. En rigor, don Víctor era un respetable estorbo.

El mundo injusto y cruel como siempre condena a aquella pobre mujer, la persigue y la maldice. Sin embargo apuntó la condesa que presumía de dialéctica sutil , la responsabilidad que el mundo exige a la mujer no se funda precisamente en la conciencia o inconsciencia de su capricho, sino en las consecuencias que consigo arrastra.

Esta nueva vista no es tan simétrica y artificial como la de Rívoli; pero es más extensa, más graciosa y más alegre, de más efecto. Aquí hay más expansion, más capricho, más fantasía: es decir, hay más creacion individual. El Rívoli es una galería del Estado. Los bulevares son inmensas galerías del pueblo.

Ya Adela y Pedro me están al lado cuchicheando, de apetito. Vamos, pues, que a esta hora la gente dichosa tiene deseo de tomar el chocolate. El chocolate fragante les esperaba, servido en una mesa de ónix, en la linda antesala. Era aquel un capricho de domingo. Gustan siempre los jóvenes de lo desordenado e imprevisto.

Como en aquellos días los tenderos estaban mano sobre mano, entreteníanse en mostrar a la señora telas diversas y cositas de capricho. «Esto se llevará mucho en el otoño... De esto viene ahora surtido, porque será la moda de la estación». Tales frases parecían salir de los pliegues de las piezas al ser desdobladas.

Pero, en cambio, era curioso y antojadizo, y nunca satisfizo un capricho de los muchos que le provocaban el aspecto y baratura de las mil trivialidades que veía en los escaparates de las tiendas, sin que al tomar el cambio de una moneda no recibiera un par de ellas falsas, monedas que, al entregarlas más tarde en otros establecimientos, le costaban serios disgustos.

Adivinaba que había un misterio en todo esto, pero no se sentía con fuerzas para descubrirle. En este instante un capricho del pensamiento le hizo ver las dificultades con que iba á tropezar voluntariamente y las molestias que le iban á resultar. ¡Qué!

Así fué, en efecto; aquella mujer indócil, que parecía ingrata porque lo amaba todo, que se reía malévola de sus adoradores y luego en Lyón rompía su falda bordada para que envolviesen con ella á un obrero que sacaron moribundo de un pozo; voluntad amoral, sin más ley ni otro cauce que su alegre capricho; libertina sin sensualidad y liviana sin codicia, que llegó á ser citada como modelo de madres amantísimas, sin haber podido sin embargo, recogerse jamás en la uniforme santidad del matrimonio.

En general, entre los hombres sobre todo, juzgábase ridícula la conducta de la esposa de Osorio: pero algunas damas miraban con simpatía al mancebo, encontraban muy agradable su aire candoroso, y comprendían el capricho de Clementina. Hubo entre ellas quien procuró seducirlo.

Palabra del Dia

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