Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de junio de 2025
Con voz flaca y lánguida, pidió que la desembarazaran del abrigo, pues se moría de calor; Susana dió satisfacción seguidamente a su deseo, desató los lazos de la capota, que la ahorcaban, y aflojó el corsé, requisito indispensable cada vez que la señora volvía de la calle. Ella daba suspiritos de alivio, la cabeza desmayada sobre el respaldo del sillón, los ojos cerrados voluptuosamente.
¿Pero si es una capota muy seria, muy religiosa? La mantilla, hija; lo tradicional, lo que llevaban las gentes buenas y antiguas, antes de que llegasen tantas maldades del extranjero.
Pepita seguía, con una expresión de lástima en los ojos, el tocado rápido de su madre, que se peinaba á ciegas sin el menor rasgo de coquetería. Mamá, ponte la capota negra; es muy bonita y te sienta bien. Doña Cristina movió la cabeza. No, hija, nada de sombreros. Eso pasó. Cada cosa á su edad. Ya soy vieja y no está bien que quiera lucirme en unas reuniones que son para bien de la religión.
Su madre, muy emperifollada, de capota rosa y abrigo de terciopelo, acababa de salir con Angelita, después de decir aquello sobre la música, que hizo sonreir a Susana... Sonaron dos golpecitos en la puerta del vestíbulo... La niña, ocupada, en el estudio de una cadencia, no oyó... La puerta se abrió y entró Agapo. ¡Chist! hizo, no te asustes, Nanita, que soy yo.
Vaya si la doy... Me pongo mi abrigo de terciopelo, mi capota, mis guantes y ¡hala!... Ahora se me ocurre que debo empezar por darle una embestida a mi amiga Guillermina, que se hará cargo de la justicia del caso... Sí, ¡magnífica idea!
En lo más intrincado de la muchedumbre, en lo más convulsivo y crespo de la ola en movimiento, sucede que una lady anciana, bajo su capota negra, o una miss rubia, o una nodriza con su bebé, quiere pasar de una acera a otra. Un corpulento policeman alza la mano; detiénese el torrente; pasa la dama; ¡all right!
A otras no es el amor ni el hombre quien las pierde, sino el lujo: la serpiente del Paraíso debió de presentar a Eva la manzana envuelta en un corte de vestido o metida en una capota. Sin embargo, mucho ha de haber variado Cristeta hasta igualarse con las que se prostituyen por cintas y brillantes. Aunque la cosa resulte anómala, tiene que estar casada... ¡tal vez casada por amor!»
No contestó el tenor por lo pronto, lo cual desconcertó al buen aficionado, principalmente por lo que pensarían sus amigos; mas ¡oh gloria inmortal, oh momento inolvidable!, al lado de Mochi, frente a la cáscara del apuntador, había una mujer, una señora, con capota de terciopelo, debajo de la cual asomaban olas de cabello castaño claro y fino; y aquella mujer, aquella señora que había notado el saludo de Reyes, tocó familiarmente con una mano enguantada en un hombro del tenor, y le debió de decir: En aquel palco te han saludado.
Se había puesto excesivamente, monstruosamente gruesa; el pecho desbordaba del corsé; la cintura, salida de madre, invadía las caderas; los brazos, del codo al hombro, tenían más de muslos que de brazos; el cuello, corto, con un collar de grasa, que caía en blanda papada sobre el cuerpo del vestido, manchado por la transpiración y los polvos de arroz; la cara, mofletuda, colorada, reluciente; los ojos, enterrados en tanta gordura, lacrimosos, a la sombra de un flequillo postizo, que se encrespaba sobre las cejas peladas... Y encima del peinado pretencioso, una capota rosa, una capotita monísima... ¡Qué bajón tan grande había dado la señora de Esteven!
En las fachadas del bulevar, por encima de la masa verde de los árboles, el sol fugitivo trazaba una pincelada de oro á lo largo de los tejados. La reconoció con el corazón antes que con los ojos, lo mismo que cuando la había visto de lejos en un carruaje acompañando al oficial. Le causaba extrañeza su capota negra con un largo velo de luto descendiendo por la espalda.
Palabra del Dia
Otros Mirando