Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de mayo de 2025
Sólo faltaba... es el único día que uno tiene libre; ¡y se había usted de ir al paseo! ¿Pero ayer? ¿No entró usted ayer en San Efrén? ¿No cantaba la de García? ¡Para lo bien que canta, hija! Parece un grillo. Pues ella dice que se alaba de que va allí toda la oficialidad por oírla. Alabará... ¿qué sé yo?
Ahora que la tenía a cuatro pasos, y le podía ver los brazos desnudos, y el talle apretado, y la pechuga, entre velas de esperma, todo al aire; ahora que podía apreciar sus facciones y sus gestos, y hasta algo oía de su voz, que parecía que aun hablando cantaba, ahora Emma, con el pensamiento, la desnudaba más todavía, y le medía el cuerpo, y le escudriñaba el alma; quería apreciar por la proporción cómo tendría de gruesas y bien formadas las extremidades invisibles y otras partes de su cuerpo.
Rendido de haber trabajado todo el día, se echaba a dormir, y a las doce en punto, venía un hermano a la puerta y, tocando una campanilla, cantaba: A tu puerta está una campanilla; Ni te llama ella ni te llamo yo: que te llaman tu Padre y tu Madre, para que por ellos le ruegues a Dios. Cuando tu padre oía esta copla, no sentía ni cansancio ni gana de dormir.
Al ir a la tienda de la Plaza Mayor en busca de aquel original artículo, tropezó con una ciega que pedía limosna. Era una muchacha, acompañada por un viejo guitarrista, y cantaba jotas con tal gracia y maestría, que Moreno no pudo menos de detenerse un rato ante ella.
El Tritón, que había izado su vela al amanecer, desembarcaba antes de las once, y la langosta crujía purpúrea sobre las brasas, esparciendo un perfume azucarado; la olla burbujeaba, espesando su caldo con la grasa suculenta de la escòrpa; cantaba el aceite en la sartén, cubriendo la piel rosada de los salmonetes; chirriaban bajo el cuchillo los erizos y las almejas, derramando sus pulpas todavía vivas en el hervor de la cazuela.
¿Y entonces? preguntó, por fin, Marieta. Entonces, dijo lentamente Tragomer, creo que se ha cometido en este asunto un error judicial y que nuestro amigo Maugirón hablaba hace un momento con mucha razón. Yo he conocido mucho á Lea Peralli, dijo Lorenza Margillier. Era una muchacha muy agradable y que cantaba deliciosamente.
Febrer iba de pesca con el tío Ventolera muchos días de mal tiempo. El viejo conocía bien su mar. Algunas mañanas que Jaime se quedaba en el lecho viendo filtrarse por las rendijas la luz lívida y difusa de un día tempestuoso, tenía que levantarse apresuradamente al oír la voz de su compañero, que «cantaba la misa» acompañando los latinajos con pedradas a la torre. «¡Arriba!
Aquel agosto, tan triste para don Víctor, era para el Magistral el tiempo más dichoso de su vida. Cuando oía, desde su despacho, muy temprano, el «Santo Dios, Santo Fuerte», que cantaba como si fueran malagueñas, Teresina, que hacía la limpieza allá fuera, tentaciones sentía de cantar él también. No cantaba, pero se levantaba, salía al pasillo.
El y Fernando se saludaron como si la víspera se hubieran visto. El marino se contentó con decir: Estás viejo, hombre.... Andrés le atravesó con sus ojos bizcos, inexpresivos y torpes, y dijo un poco sarcástico: Tú estás más joven. Se volvieron la espalda. Fernando cantaba una barcarola. Andrés buscaba a su madre para pedirle dinero.
Parece ser que el tahonero era de una parroquia dedicada de mucho tiempo atrás a Nuestra Señora, a la que los provenzales conocen por el piadoso nombre de la Buena Madre y que lleva en brazos al Niño Jesús; el yerno, por el contrario, cantaba ante el facistol de una iglesia recién construida y consagrada a la Inmaculada Concepción, esa hermosa imagen risueña que se representa con los brazos colgantes y despidiendo rayos de luz las manos.
Palabra del Dia
Otros Mirando