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Actualizado: 6 de octubre de 2025
El rabadán, por la vejez postrado, Tu solícito afán reclamaría, ¡Oh, Clori! mientras yo, por tu mandado, Al abismo del mar descendería, Sus perlas para ver en tu garganta, Y acosaría al lobo carnicero, Su hirsuta piel con plomo ó con acero Ganando para alfombra de tu planta. Alucinada ninfa candorosa, Desecha ese delirio que te lleva Á ser del viejo rabadán esposa.
La naturaleza lleva en sí cierta cosa bravía de buena índole, una virtud salvaje, pero candorosa y original, y esta ventaja tenemos los bárbaros. Esta série comprenderá los siguientes capítulos: 1.º Moralidad de los franceses con relacion á la ley. 2.º Con relacion á la opinion. 3.º Con relacion á las costumbres. 4.º Con relacion al trato civil. 5.º Con relacion á la industria y al comercio.
El nacer de este amor, el desenvolverse y el llegar a su colmo en el alma candorosa de Margarita, son hechos meramente humanos, profundamente observados en la realidad y expresados luego con superior hermosura en la ficción dramática.
¿Pero tiene hecho algún voto? No. ¿Sabe ella vuestra voluntad? No, porque yo quiero que haga la suya. ¿Habéis hecho alguna promesa á Dios? Tampoco, porque no puedo prometer lo que otro ha de cumplir, y mucho más cuando ese otro es hija mía. ¿De suerte, que sólo tenéis un ligero deseo de que sea monja? Es tan candorosa, tan sencilla mi hija doña Juana...
El Arcipreste, a quien en Santiago conocían por el apodo de Sobres de Envelopes, a causa de una candorosa pregunta en mal hora formulada en una tienda, había sido en otro tiempo, cuando simple abad de Anles, el mejor instrumento electoral conocido.
Allí el drama se confunde con la comedia, como el millonario se codea con el mendigo, el dandy superficial y afeminado con el bandido de larga experiencia en los misterios del crímen, y la elegante y bellísima lady de esmerada cultura y candorosa pureza con la meretriz infame que vive del inmundo comercio de la lujuria.
Usaban todas corpiño y enaguas de paño negro ó color de castaña, con mangas, pechera y delantal de muselina ó indiana blanca. Así mismo, todas revelaban su benignidad de carácter y su modesto bienestar en sus redondas carnes, sus rosadas mejillas, su risa candorosa y afable y sus ojos azules llenos de dulzura.
Pensando la madre en su propia pasajera vanidad, al verse tan bonita, conservó escondido el espejo, recelando que su uso pudiera engreír a la niña. Como no hablaba nunca del espejo, el padre le olvidó del todo. De esta suerte se crió la muchacha tan sencilla y candorosa como había sido su madre, ignorando su propia hermosura, y que la reflejaba el espejo.
Sin embargo, ora fuese por candorosa coquetería, o sea por deseo de lucir la gallardía de su persona, deseo de que no se daba cuenta, ora porque Juanita necesitase del ejercicio corporal y de mostrar y desplegar la energía de su sana naturaleza, Juanita, aun cumplidos ya los diecisiete años, gustaba de ir por agua a la fuente del ejido, allanándose a veces, a pesar de la desahogada posición de su madre y de ella, a ir al albercón a lavar alguna ropa, cuando la ropa era fina y temía ella, o aparentaba temer, que manos más rudas que las suyas la estropeasen.
Julián quiso objetar algo; ¿qué? No lo sabía él mismo. El diminutivo cariñoso usado por la señorita, la febril resolución con que hablaba, le vencieron. ¿Negarse a ayudar a la desdichada? Imposible. ¿Pensar en lo que el proyecto tenía de extraño, de inconveniente? Ni se le ocurrió un minuto. A fuer de criatura candorosa, una fuga tan absurda le pareció hasta fácil. ¿Oponerse a la marcha?
Palabra del Dia
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