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La orquesta, formada por dos guitarras y un acordeón, rompió con una habanera cadenciosa y sensual; las mujeres ocupaban los bancos, abanicándose complacidas; los hombres de pie, sobre uno de los costados descubiertos, las contemplaban «comentándolas», cuando avanzó Melchor y, parándose frente a la rubia que había tenido al lado en la mesa, se sacó un pequeño ramito del ojal y mientras los músicos suspendían la ejecución de la habanera, le dijo;

Los ligeros pasitos volvieron a resonar otra vez alejándose, y Jacobo tornó a acercarse con el revólver montado y el oído atento. A poco sonó una tos sospechosa; no era la pulcra, perfumada y cadenciosa tos del tío Frasquito, sino una tos asmática, tos de viejo, que recordaba esos crujidos peculiares que anuncian en las casas ruinosas el próximo hundimiento.

La consideración de que Margaret había podido privarse de bailar durante cuatro semanas para casarse con Edwin conmovió á éste profundamente. «¡Adorable criatura!... ¡Imposible pedir mayor sacrificio!...» ¡Ay! ¡Cómo deseaba tenerla en sus brazos, de cinco á siete de la tarde, en cualquier hotel de las riberas del Atlántico ó del Pacífico, bailando al son de una orquesta de negros, cadenciosa y disparatada!

Un silencio absoluto, algo como la apagada calma veneciana, sin el grito natural y monótono de los gondoleros que se dan la voz de alerta. A veces, a lo lejos, un farol cuyo reflejo va dibujando caprichosos arabescos en el suelo, alumbra y precede... una silla de manos, que oscila cadenciosa al andar de los hombros que la llevan. Es una señora que va a una fiesta.

A pesar de las diferencias que el sexo determina en todas partes, hay ciertos rasgos que son comunes á hombres y mujeres en Sevilla: formas esbeltas y delgadas pero vigorosas; cabellos negros, sedosos y lucientes, rara vez encrespados; cejas negras y primorosamente arqueadas; dientes superiores y de suma blancura; una tez de color moreno suave y sonrosado, muy atractiva; ojos muy oscuros, vivísimos, inteligentes y que pasan con 1a mayor rapidez de la ardentía mas apasionada á la dulzura mas risueña y cordial; un andar lleno de abandono y donaire, naturalmente dengoso y como tentador sin malicia; la voz cadenciosa, suave y sonora, notablemente acentuada en los finales de dicciones; y siempre las interjecciones vehementes y la sal de los modismos provinciales, sin contar la pronunciacion popular que cambia el sonido de 1a r, 1a l, 1a s, 1a z, etc. del modo mas original y picante, tales son los rasgos generales del tipo sevillano.

Y ella, apagando su ira, que horrenda y aterradora brillaba en sus negros ojos, y con dulce y cadenciosa voz, que doliente imploraba, apenada y melancólica, ¡Ved, señor, que éste es mi hijo y que es mi esperanza sola! exclamó; y el fiero xeque, con voz terrible, espantosa, en que vibraban heridas las fibras de su alma rotas, ¡Maldito! exclamó ¡maldito! y huyendo, la calle lóbrega ganó, se perdió por ella, y con voz triste, medrosa, ¡Maldito! repitió un eco que surgió de entre la sombra.

Esta escena íntima tenía desde hacía algunos minutos un mudo testigo; la señorita de Sardonne había salido del castillo llevando en la mano su caja de colores, y sin ser advertida habíase aproximado al tierno grupo; paróse un momento, avanzó de nuevo, y con aquella voz cadenciosa y grave que estremecía al pintor hasta el fondo del alma: ¿Se quieren ustedes mucho? preguntó.

Eran, sin excepción de uno solo, parsimoniosos en extremo y de blanda condición; y en sus tiroteos de broma, a los que son muy aficionados, despilfarraban las metáforas, llenas de colorido local, griegas para al principio, y muy donosas después que supe traducirlas a mi lengua. Íbame pareciendo la de ellos, entre tanto, más dulce y cadenciosa de ritmo cuanto más la oía «sonar».

Las mujeres bogotanas no desmerecen, por cierto, de sus hermanas de América. Son generalmente pequeñas, muy bien formadas, atrayentes por la pureza de su color, y sobre todo, para uno de nosotros, por el encanto irresistible de la manera de hablar. Tienen una música cadenciosa en la voz, menos pronunciada que la que se observa en nuestras provincias del Norte.