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Actualizado: 4 de junio de 2025


La resonancia peculiar del bosque trájoles, lejana, una voz ronca: ¡A la cabeza! ¡A los dos! Y un momento después surgían de un recodo de la picada, el capataz y tres peones corriendo. La cacería comenzaba. Cayé amartilló su revólver sin dejar de avanzar. ¡Entregáte, añá! gritóles el capataz. Entremos en el monte dijo Podeley. Yo no tengo fuerza para mi machete. ¡Volvé o te tiro! llegó otra voz.

Otros buenos mozos, de aire arrogante, que parecían proclamar en sus ojos atrevidos el orgullo de su virilidad, entretenían alegremente al espada con el relato de sus aventuras. En las mañanas de sol iban de cacería a la Castellana, a la hora en que las institutrices de casa grande sacan a pasear a los niños.

El uno es lograr que los amigos del Duque le hagan traición... Prescinda usted de ese medio dijo Sarto. Veamos el otro. ¡Pues el otro dije, es ni más ni menos que un milagro del Cielo! Grande hubiera sido la sorpresa del buen pueblo ruritano si hubiera podido oír la conversación que acabo de transcribir, porque según las noticias oficiales yo me había herido con un venablo durante una cacería.

Pero esta vez tengo que hacer caso, porque la Condesa Husson misma, me pide que no demore más. Los Husson son buenos y antiguos amigos de mi familia. Se caza en su propiedad de Valremont; no tiene hijos y me considera como si yo lo fuera. Soy yo quien se ocupa allá de organizar la cacería. Estoy, pues, absolutamente forzado a abandonar a Etretat para preparar la apertura de la caza.

En amor como en la guerra, los más elocuentes no son los más habladores, y Eva hubiera respondido de buena gana como Inés: Horacio con dos palabras lo hablara mejor que vos... Y falta saber si esas dos palabras eran necesarias... La cacería estaba acabada.

Al rato el grupo calló, entregado de nuevo a su defensiva cacería de moscas. No vino más dijo Isondú. Había una lagartija bajo el raigón, recordó por primera vez Prince. Una gallina, el pico abierto y las alas caídas y apartadas del cuerpo, cruzó el patio incandescente con su pesado trote de calor. Prince la siguió perezosamente con la vista, y saltó de golpe: ¡Viene otra vez! gritó.

Aquel famoso anillo que pinchaba al príncipe toda vez que olvidaba sus deberes para entregarse al placer, yo me pregunto si lo pinchaba vivamente cuando partía para la caza, o bien si le hacía entonces una leve picadura y no lo hería en carne viva sino cuando la cacería había terminado hacía tiempo y la esperanza, replegando las alas, miraba hacia atrás y se convertía en placer...

El fugitivo, cercado en el dédalo de pasadizos, tropezando con enemigos en todas las revueltas, surgió corriendo por el extremo opuesto y continuó su carrera á lo largo del muelle. La cacería duró breves instantes al desarrollarse en un terreno libre de obstáculos. «¡Un espía!...» La voz, más rápida que las piernas, saltaba á su encuentro.

Sucede casualmente que el Rey, extraviado en una cacería, y sin haber visto á su hermana, viene á parar á la choza de los carboneros, y concibe por la bella Leonor una pasión violenta. Comisiona entonces á D. Juan para seducirla; la crítica posición, en que se encuentran entonces los dos amantes, da origen á las situaciones más conmovedoras é interesantes.

Quizá no habría vendido a Relámpago esperando otra ocasión; quizá, a causa de la niebla de la tarde, había preferido refugiarse en la posada del León Rojo de Batterley, para pasar allí la noche, si la cacería lo había retenido en las cercanías, porque no era muy probable que se sintiera muy contrariado por dejar a su hermano en la incertidumbre.

Palabra del Dia

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