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Actualizado: 19 de mayo de 2025


En tales ocasiones le tiraba de la oreja aquel amo ideal, y le decía: Entretente, si quieres, no hay en ello inconveniente por mi parte; pero no te fatigues demasiado. El infeliz muchacho, confundido por tantas bondades, se escondía en su habitación y lloraba de ternura. Pero no pudo conservar por mucho tiempo aquel cuarto tan cómodo y aseado, contiguo a las habitaciones del amo.

¡Da! me dijo, señalándome una casita oculta bajo las acacias, y que me pareció muy silenciosa y retirada para ser una Embajada. En un ángulo de la pared brillaban junto a una puerta tres botones de cobre superpuestos. Tiro de uno al azar, ábrese la puerta y entro en un vestíbulo elegante y cómodo, con flores y alfombras por doquier.

Flaco, desnudo, hambriento, acurrucado en la puerta de las cocinas, comiendo de la caridad de los que en otro tiempo habían sido sus oficiales, fué necesario que, informado el duque de Osuna de su miseria, le señalase una pensión decente, le diese aposento cómodo en uno de sus palacios de Madrid, y destinase una persona á su servicio que sólo tenía esta obligación, y la no muy pesada de cuidar de otro personaje de quien no hemos vuelto á ocuparnos desde el primer capítulo de este libro, de Cascabel, del pobre caballo viejo y cojo, sobre el cual había entrado el señor Juan Montiño en Madrid.

En su iglesia se venera un crucifijo que, según cuenta la tradición, fué salvado de las llamas á que redujeron los moros el pueblo de Sariaya, en una de las muchas correrías que verificaron en la costa de Tayabas en el pasado siglo. El convento, es de bonito aspecto, cómodo y muy proporcionado en su distribución.

El resto de la comitiva había optado por quedarse en el noveno piso: el trabajo de los mineros no les interesaba. Los que habían descendido hasta allí también sentían vivos deseos de encontrarse en paraje más cómodo. Preguntaban a cada instante al director si aquello estaba seguro; si no había casos de hundimientos.

La Sala Capitular, llamada así por ser un local destinado para celebrar sus reuniones el Capítulo general, es un paralelógramo bastante espacioso y cómodo con su techado de bóveda: está situado en la calle del Seminario en la acera opuesta al teatro y frente al lienzo de pared que mira al norte de la Iglesia de Santiago: a la izquierda entrando tiene un altar dedicado a la Inmaculada Concepción, patrona de la corporación, y en el segundo cuerpo Santa Emerenciana, patrona de la ciudad.

Aquellas gentes vivían al otro lado del Falkenstein y debajo de la roca que servía de asiento a un antiguo burg en ruinas; allí se habían construido una especie de cubil bastante cómodo, el cual no tenía mas que la puerta de entrada y dos ventanillos, pero que, según ciertos rumores, se hallaba en comunicación con unos subterráneos por cierta hendedura; nunca los carabineros habían podido descubrirla, a pesar de los numerosos registros que habían hecho con tal fin.

»Para esta empresa contaba con un arma, en cuyo manejo era yo muy diestra, sin que nadie me le hubiera enseñado: el falso rubor de novicia en aquel pomposo ceremonial mundano. Nada como ese recurso para ver sin ser vista y ponerse en situación de aceptar lo cómodo y agradable, y desechar lo molesto, sin pecar de imprudente en lo primero, ni de torpe o de vana en lo segundo.

Sarto, que andaba agitado y nervioso, se sorprendió mucho al verme aquella mañana, arrellanado en cómodo sillón de brazos, escuchando la canción amorosa que con muy buena voz entonaba uno de los caballeros de mi séquito.

Una hora después, y bajo torrencial aguacero, era conducido Lacoste, en una hamaca, atada á una vara y llevado en hombros por los soldados, á presencia del comandante Castillo, quien lo envió á una casa para que estuviera más cómodo. A Lacoste le acompañaban su esposa y una niña.

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