Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 22 de junio de 2025


A las veces sólo quiero acordarme de Ramiro, y me siento como hechizada. ¡Ah, y qué celos me asaltan! Tengo celos no de quién, celos rabiosos de todos los estrados, de todas las celosías e aun de la fontana de la plazuela con sus mozas de cántaro. ¿No echaría sobre mis ropas o mis cabellos algún polvo de brujas el día aquel de las polillas?

Casi soltó su cántaro Roseta. Enrojeció, como si estas palabras, rasgándole el corazón, hubieran hecho subir toda la sangre á su cara, y después quedóse blanca, con palidez de muerte. ¿Quí es lladre? ¿Quí? preguntó con una voz temblona que hizo reir á todas las de la fuente. ¿Quién es ladrón? ¿Quién? ¿Quién? Su padre.

Mejor es ser lo que soy, 1525 Pues que no soy lo que fuí: Aprended, flores, de Lo que de ayer á hoy. Prado con una fuente. Y ¿que tiene tan buen talle? Esto me dijo Leonor, 1530 Y que es la moza mejor Que tiene toda la calle. Es una perla, un asombro; Rinden parias á su brío Cuantas llevan ropa á el río 1535 Y llevan cántaro en hombro.

Echaron un cántaro de agua sobre el fuego de mi espíritu, y lo apagaron... Yo hubiera sido algo bueno, algo santo, algo puro, y me transformaron en un ser vulgar, insignificante.

Pero este alejamiento no podía prolongarse para los novios impacientes, y un domingo por la tarde, Roseta, inactiva, cansada de pasear frente á la puerta de su barraca y creyendo ver á Tonet en todos los que pasaban por las sendas lejanas, agarró un cántaro barnizado de verde, y dijo á su madre que iba á traer agua de la fuente de la Reina. La madre la dejó ir.

Catalina había llegado mientras tanto a la puerta de la fábrica de aserrar, y ordenó a Labarbe que dejara en el suelo un barrilillo de aguardiente, que había traído de la granja, y que fuera a buscar un cántaro a la choza del ségare. Pocos instantes después, Hullin, al acercarse a la hoguera, encontró a Materne y a sus dos hijos. Llega usted tarde le dijo el anciano cazador.

Lope mismo, en la Egloga a Claudio y en La Moza de cántaro dice haber escrito mil y quinientas comedias. Montalván hace subir este número a mil ochocientas y cuatrocientos autos. No pueden, ni mucho menos, admitirse cifras tan altas.

Pues ¿quién será Isabel, locura mía, Con hermosura y prendas celestiales? ¡Oh! ¿cuándo resistió tanta porfía La bajeza de humildes naturales? 2410 No ha de pasar sin que lo sepa el día. Industrias hay; y si por dicha iguales Somos los dos, como mi amor desea, Tu cántaro, Isabel, mi dote sea.

Don Paco era también distraído. El mismo no sabía en qué estaba pensando. Era, además, algo corto de vista. Lo cierto es que no repararon uno en otro al venir en opuestas direcciones, ni oyeron el ruido de los pasos. Chocaron, pues, y se dieron un buen empellón. Caramba, hombre dijo Juanita , mire usted por dónde va y no camine a ciegas; por poco me tira el cántaro.

Para la generalidad de los habitantes de Villalegre, Juanita no era más que la mozuela del cántaro, la hija ilegítima de Juana la Larga, la chica que había corrido y jugado con los pilletes en medio de las calles hasta la edad de nueve o diez años, y la que después había conservado una sospechosa e íntima amistad con Antoñuelo, el cual pasaba entre todos por un tunante de la peor especie.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando