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Una cosa bien singular dijo en voz baja el tratante en ganados , es que Pedrillo, mi cabrero, me ha asegurado haber visto un bote de la embarcación del gitano abordar a lo largo de las rocas donde está construido el convento de San Juan, y que... ¿Y qué? dijeron todos a la vez. Y que el condenado había entrado en el santo lugar. ¡Jesús! ¡Virgen santa! ¡qué horror! dijo la multitud persignándose.

Me levanté, me vestí y me acicalé todo lo posible. Los marineros de la fragata, vestidos de día de fiesta, nos esperaban en el bote; entramos don Ciriaco y yo, y nos dirigimos al puerto de Cádiz.

La noticia hizo perder su calma al gigante.... ¡Verse privado de un bote que representaba la única probabilidad de volver al mundo de sus semejantes!... Poco después de la salida del sol continuó la traductora se han encargado de remolcarlo hasta el puerto de la capital los navíos de nuestra escuadra del Sol Naciente. Gillespie necesitó mostrar su mal humor con palabras ofensivas.

Arrojó otra piedra, y luego otra, persiguiendo de este modo al terrible pez mecánico que daba vueltas en torno á su bote. Sintió un escalofrío de angustia al darse cuenta de que sólo le quedaba un pedazo de roca como último proyectil, y lo arrojó con toda la fuerza de su desesperación, casi sin mirar, confiándose al instinto y á la suerte.

Luego, en la cubierta, se detuvo, abriendo su bolso de oro para sacar el espejito y el bote de polvos. Vió en el óvalo biselado del cristal el rostro faunesco de Tòni asomando detrás de su espalda con miradas de impaciencia. Dígale al capitán Ferragut que ya no le molestaré más... Todo terminó... Tal vez oiga hablar de alguna vez, pero no me verá nunca.

Los hombres del buque se amontonaron en las bordas para seguir la marcha del bote que se alejaba. Tòni, al pie del puente, lo contempló también con ojos enigmáticos. Hermosa eres; pero ¡que la mar te trague antes de que vuelvas!...

Una mañana, los tripulantes que limpiaban la cubierta hicieron pasar un grito de la proa á la popa. «¡El capitánLo veían aproximarse en un bote, y la voz se extendió por cámaras y corredores, dando nueva fuerza á los brazos, animando los rostros soñolientos. El segundo salió á la cubierta y Caragòl sacó la cabeza por la puerta de la cocina.

A las once y cuarto llegó el bote á bordo, y me hice á la vela, aproximándome mas al Colorado, aunque con viento por la proa.

Hasta pensó supersticiosamente si este felino de la altiplanicie, mezcla de león y de tigre, tendría algo del alma de la difunta, pues en los cuentos del país había oído hablar muchas veces de espíritus de personas que continúan su existencia dentro de cuerpos de animales. Dejó de ocuparse del puma para seguir mirando el bote de las limosnas.

Debe temer que le echen el guante de un momento a otro. Aquel bote de la Aduana con marineros y soldados viene seguramente por él... Siento mucho no presenciar la escena; resultará interesante la apertura del camarote misterioso... Pero el deber es el deber, y apenas toquemos en el muelle me lanzo a tierra con los míos.