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Este antojo es quien vivifica la industria, y mantiene el fino gusto, la circulacion y la abundancia. A las naciones comarcanas les vendo mucho mas caras que á vos esas mismas frioleras, y de este modo sirvo con provecho al imperio. Paróse Babuco pensativo un, rato, y le borró luego de su libro.

Mi padrino es el mejor de los hombres y antes que causarme la más pequeña pena está dispuesto á olvidar lo que usted le ha hecho y á reconciliarse con usted." Pero no tuvo tiempo. La señorita Guichard se levantó, llamó y dijo al criado: "Ruegue usted á la señorita Herminia que venga." Esta sencilla frase borró los escrúpulos de Mauricio.

Madama Scott y miss Percival permanecieron así inseparables en el pensamiento de Juan hasta el día en que le fue dado el placer de volverlas a ver. La impresión de este brusco encuentro no se borró; persistió muy viva y muy dulce, hasta el punto de sentirse Juan agitado e inquieto. ¿Habré cometido pensaba, el desatino de enamorarme locamente a primera vista?

Levantáronse todos cuando entraron los forasteros, haciéndolos acomodar en los mejores lugares que se hallaron, y, sosegada la Academia al repique de la campanilla del Presidente, habiendo referido algunos versos de los sujetos que habían dado en la pasada, y que daban fin en los que entonces había leído con una silva al Fénix, que leyó doña Ana Caro , décima musa sevillana , les pidió el Presidente a los dos forasteros que por honrar aquella academia repitiesen algunos versos suyos, que era imposible dejar de hacerlos muy buenos los que habían entrado a oír los pasados; y don Cleofás, sin hacerse más de rogar, por parecer castellano entendido y cortesano de nacimiento, dijo: Yo obedezco, con este soneto que escribí a la gran máscara del Rey nuestro señor, que se celebró en el Prado alto, junto al Buen Retiro, tan grande anfiteatro, que borró la memoria de los antiguos griegos y romanos.

A doña Paca le caía un hilo de lágrimas de cada ojo, y no acertaba a proferir palabra. ¡Cuál sería su emoción, cuáles su sorpresa y júbilo, que se borró de su mente la imagen de Benina, como si la ausencia y pérdida de esta fuese suceso ocurrido muchos años antes!

En el entreacto, el vizconde de Goivoformoso y Juan Maury, que estaban en butacas contiguas, subieron juntos a visitar a Rafaela. Muy impresionado estaba el vizconde, así por el canto como por la acción y la mímica de la Stolz, pero casi le borró aquella impresión una sorpresa que D. Joaquín, sin pensarlo ni quererlo, acertó a dar a él, y también a Juan Maury y a Rafaela.

Siguió el órgano lanzando su formidable trompeteo, el incienso ocultando los altares, y continuó la monedita de oro golpeando la bandeja de plata. Hecho aquel justo estrago, la figura blanca desprendida del vidrio perdió su forma corporal al trasponer la puerta, y trocada en resplandor luminoso, se hizo ingrávida, se alzó de tierra y se borró en el aire.

Pero ella no las tenía todas consigo, y le miró como quien se dispone a una defensa enérgica. «Tío, tío dijo alzando la voz . Encarnación...». Como ni Izquierdo ni la criada respondieran, quiso llamar al esperpento aquel que en el cuarto se paseaba. Mas al ir a pronunciar su nombre se le borró de la memoria. «¿Cómo diablos se llama este hombre?... Usted, venga acá... ¡Ah!, ya me acuerdo.

De buena gana me pasaría varias noches en claro leyendo, con unas gafas muy gordas, unos volúmenes muy grandes, si a esta costa pudiera llegar a conocer las opiniones políticas, estéticas y religiosas que predominan en el distrito. Por desdicha, la cosa es imposible, y yo temo siempre desilusionar a mi admirador. Tal párrafo que acabo de escribir creo que le parecerá vulgar, y lo borro.

Dejaron las márgenes del arroyo y se pusieron á ascender por una de las laderas, siguiendo un estrecho sendero que hacía eses. Pronto se borró el sendero y tuvieron que caminar sobre el musgo. Te advierto dijo Pedro que no tardaremos en tropezar con la niebla... Ya la ves ahí cerca... ¿Y entonces?...