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Actualizado: 5 de junio de 2025
Hasta aquí el Sr. Bermudez, reservemos nuestra opinión para después, y veamos ahora como explican los manuscritos antiguos y las personas mas ancianas de la ciudad, la fundación y población de la moderna Teruel. Lo que acabamos de narrar aparece confirmado en el M. S. que se conserva en la Biblioteca de la Academia de la Historia, Colección del P. Traggia, t.
Como si contara ya con ella, dijo muy sosegadamente a su amigo: Cosa de nada, por supuesto, sin consecuencias... Un dolor de cabeza repuso don Alejandro, mirando de hito en hito al otro , que cogió esta mañana... ¿En dónde? preguntó don Claudio después de carraspear. En el paseo respondió Bermúdez, sin dejar de mirar a su amigo . Le alargó algo más que de costumbre, y volvió un poquito sofocada.
Cuando el señor don Víctor Quintanar era Regente de Vetusta, el Magistral le visitaba en todas las solemnidades en que exigían este acto de cortesía las costumbres del pueblo; estas visitas las pagaba con la exactitud que usaba en estos asuntos el señor Quintanar, el más cumplido caballero de la ciudad, después de Bermúdez.
Todo va en regla. Aquí veo una tarjeta de don Saturno Bermúdez. ¿A qué vino? A lo de siempre, a que no hagamos caso del pobre don Segundo, el cura de Tamaza, que reclama el dinero de las misas de San Gregorio que le ha hecho decir don Saturno.... Y que no le quiere pagar. Es su costumbre. Está empeñado con todo el clero. El cura de Tamaza es un vocinglero....
Que hay peste en nosotros, ya se lo he concedido a usted antes de todo, sí, señor, concedido; pero ¿qué peste es ella, mi señor don Alejandro? Este es el punto... digo, me parece a mí, y el clavo, sí, señor, muy doloroso. Efectivamente repuso Bermúdez mordiéndose los labios de inquietud , nada resuelve mi ejemplo en el sentido que usted desea. Vaya otro más al caso.
Con estas recreaciones se entreveraban de vez en cuando las de paseo y pesca en el yacht; en las cuales, excusado es decirlo, no tomaba parte, ni de lejos, el de los llanos de Astorga; y aun el mismo Bermúdez la tomaba de muy mala gana; tanto, que un día declaró a Nieves que no podía más con aquello.
Yo no soy sentimental decía ella a D. Saturnino Bermúdez, que la oía con la cabeza torcida y la sonrisa estirada con clavijas de oreja a oreja yo no soy sentimental, es decir, no me gusta la sensiblería... pero leyendo ciertas cosas, me siento bondadosa... me enternezco... lloro... pero no hago alarde de ello.
Por visto, señores, por visto dijo resueltamente Bermúdez . ¡Canástoles! para prueba sobra con esto, que no es poco, sin necesidad de que tentemos a Dios. Nieves y Leto, y hasta Cornias que atendía a la escena medio sentado arriba sobre el tejadillo del tambucho, se echaron a reír.
En estas dudas mortificantes, salió de su cuarto y se dirigió poco a poco y refrenando mal sus impaciencias, al saloncillo donde suponía que estaría ya Nieves, y estaba, en efecto, haciendo labor, en su sitio de costumbre, junto a la puerta del balcón. Hora y media permaneció allí Bermúdez sin adelantar un paso en sus proyectos.
Como ocurre con otros artistas y escritores de aquellas centurias, no son muchas las noticias biográficas que de Roelas se conservan, y después de las que apuntaron Arana de Varflora y Ceán Bermúdez, aparte de algunos documentos sueltos, no se han podido ampliar gran cosa, ni han sido por cierto muchos los datos encontrados que dieran luz sobre la vida de aquel famoso maestro, pudiéndose sólo, como lo hago, reunir algunos detalles desperdigados en otros textos.
Palabra del Dia
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