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Actualizado: 5 de mayo de 2025
El que no esperaba nada, el que estaba desengañado, triste hasta la muerte, era don Saturnino Bermúdez. «¡Así eran las mujeres! ¡así era singularmente aquella mujer! ¿Para qué amarlas? ¿Para qué perseguir el ideal del amor? O, mejor dicho, ¿para qué amar a las mujeres vivas, de carne y hueso?
Es cosa vista... salvo siempre, y por supuesto, los altos designios de Dios.» Palabra por palabra, éste era el tema de muchas, de muchísimas peroraciones, casi discursos, del menor de los Bermúdez Peleches, del solar de Peleches, término municipal de Villavieja.
Casi todos los días salía a luz una gacetilla que se titulaba, por ejemplo: ¡Esas palomas! o ¡Fuego en ellas! y en una ocasión el mismísimo don Saturnino Bermúdez escribió su gacetilla correspondiente que se llamaba a secas: Meretrices, y acababa diciendo: «de la impúdica scortum».
Era relativamente moderno, de estilo greco romano, bien lo sabía el señor Bermúdez; y aunque no rico por su ornamentación, de cierta grandiosidad aparente... Para Villavieja, como la Catedral de Toledo. Para el vecindario que tenía Villavieja, en rigor, en rigor, se necesitaba mayor personal que el que tenía la parroquia; pero habida cuenta de los tiempos que corrían, no se estaba mal del todo.
El jefe español huyó á Urica con la gente que le quedaba para esperar alli á Bóves. Llegó este general algunos dias despues, y el 5 de Diciembre sus fuerzas y las de Morales derrotaban cerca de Urica á Ribas y Bermudez.
Después inclinó la cabeza hacia el pecho, como para meditar, pero en realidad de verdad estilo de Bermúdez para descansar, con una reacción proporcionada, de la postura incómoda en que el sabio le había tenido un cuarto de hora. Por fin el del jipijapa exclamó: Me parece, señor Bermúdez, que ese famosísimo cuadro del ilustre.... Cenceño. Pues; del ilustrísimo Cenceño; luciría más si....
Como esta evolución del ánimo de Bermúdez se le reflejó en la cara, y se la tornó risueña y apacible, y fueron también risueñas y apacibles sus palabras, Nieves renunció al propósito con que se había levantado de revelarle el secreto, en la mejor forma que pudiera, si continuaba el pobre hombre en las torturas de la víspera.
Así referidos en los documentos del archivo de Bacon los primeros pasos de Antonio Pérez en Londres, debe rectificarse la relación que de los mismos hizo Bermúdez de Castro.
A los lados había dos medallones bordados sobre papel con sedas de colores y en el centro la firma de Gloria Bermúdez, y debajo una fecha bastante atrasada. Aquella salita tenía extremado carácter, como hoy se dice.
El general Cárlos Soublette, con el cargo de intendente, quedaba en el primero al frente de la direccion de la guerra, y Paez en calidad de comandante general del mismo; Bermudez en el de Orinoco, y Lino Clemente en el de Zulia. Bolívar hácia este tiempo se dirigia de Cali á Popayan para esperar alli las fuerzas con que pensaba dar principio á la campaña de Quito.
Palabra del Dia
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