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Actualizado: 9 de junio de 2025


Al primer beso que le robó sobre la nuca estando bebiendo agua en la cocina, la arriscada costurera «le armó un escándalo». Se puso roja como una cereza, chispearon sus ojos expresivos con ira, y le gritó: ¡Cuidadito, que yo no sufro esas cosas!... Vaya usted a hacerlas con las que se lo aguanten. Esto iba sin duda con Nieves. Pablito obró con más cautela en adelante, aunque no con menor osadía.

En las barberías de los barrios bajos hablaban de él con entusiasmo, profetizándole los mayores triunfos. El héroe andaba de taberna en taberna bebiendo copas y engrosando el núcleo de partidarios.

Un día, en cierta excursión de campo, bebiendo por el mismo vaso que la dama acababa de dejar, le dio la vuelta para poner los labios donde ella los posara. La condesita lo advirtió y le dirigió una sonrisa muy significativa.

Y aunque, comiendo tan poco y bebiendo tan mal no se puede cumplir con tantas, por su tanda todas están contentas. Quien ve estas botas mías, ¿cómo pensará que andan caballeras en las piernas en pelo, sin media, ni otra cosa? Y quien viere este cuello, ¿por qué ha de pensar que no tengo camisa? Pues todo esto le puede faltar a un caballero, señor licenciado, pero cuello abierto y almidonado, no.

Atilio y el príncipe vieron á Lewis de pie ante el mostrador, bebiendo uno de aquellos whiskys que serenaban su ánimo y le permitían reanudar las retorcidas combinaciones que habían de devolverle su herencia paterna y restaurar su castillo. Le llamaron para enterarse de la suerte de la duquesa. Lewis se encogió de hombros con una expresión de escándalo y de protesta.

Tuvo cabo esta historia en la Era de César de 1342, e la escribió maese Cándamo. Feliz el que cubriendo su cabeza con la holanda sutil del blanco lecho, fija la mente en mágica belleza, se aduerme el alba en plácido reposo: y mil veces feliz y más dichoso si bebiendo en la copa del beleño, visita las mansiones encantadas que con oro y azul fabrica el sueño. ¡Oh, Nadir!

Hemos triunfado en el campo y hemos fracasado en las ciudades. ¿Hay nada más significativo? Porque las ciudades están dejadas de la mano de Dios. En Madrid, la juventud pasa su vida bailando bailes extranjeros, bebiendo bebidas extranjeras y cosa mil veces más nefanda leyendo libros extranjeros.

Quien tiene en rico vaso un licor exquisito, no le apura de un sorbo, sino que le contempla, le paladea y poco a poco le va bebiendo.

Bonis buscó, por instinto, un vaso de agua sobre la mesa, metió en la boca el cristal, y así se estuvo, primero bebiendo, y después haciendo que bebía.

Aplíquese esta costumbre á nuestra raza latina, ora sea francesa, italiana ó española; á la media hora de estar reunidos se han roto la cabeza algunos de los convidados, y cada vez que se encuentren juntos bebiendo habrá disputas.

Palabra del Dia

rigoleto

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