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Actualizado: 7 de julio de 2025
Tenía el cuello atravesado por el balazo, y los dos agujeros abiertos por el proyectil manaban sangre: el sable estaba caído a pocos pasos, y él, con la mano izquierda, crispada y sucia, conservaba agarrado un trapito rectangular y blanco, sujeto a una cinta que le salía de entre las ropas del pecho.
Como el estanciero le seguía apuntando con el revólver y la expresión de su rostro no permitía duda sobre la posibilidad del cumplimiento de sus amenazas, el gaucho no osó echar mano á sus armas. Estaba seguro de recibir un balazo apenas intentase un movimiento agresivo. Después de mirarle con ojos rencorosos, se limitó á decir: Volveremos á encontrarnos, patrón, y hablaremos más despacito.
Catalina, Luisa, el doctor Lorquin, todo el mundo se apresuró a salir de la casa, gritando, felicitándose mutuamente, para ver las huellas de las balas y los taludes ennegrecidos por la pólvora; por otra parte, José Larnette, con la cabeza maltrecha, se hallaba tendido en un hoyo; Baumgarten, con un brazo colgando, se dirigió a la ambulancia muy pálido, y Daniel Spitz, a pesar del balazo recibido, quería seguir luchando; pero el doctor no hizo caso de aquellos deseos y le obligó a marchar a casa.
El barro resultaba perpetuo en ellas; había que arrastrarse, expuestos á recibir un balazo, sintiendo caer en la espalda la tierra levantada por los proyectiles. Sólo los combatientes podían frecuentar estas obras avanzadas. Siempre hay peligro continuó el jefe , siempre hay tiroteo... ¿Oye usted cómo tiran?
No quería vivir en tierra extranjera; además, su padre había muerto, y no era difícil que le entregasen la torre de la catedral si alegaba los méritos de la familia, sus tres años de campaña por la religión y un balazo que había recibido en una pierna. Casi podía compararse con los mártires del cristianismo.
A Dechard le cayó la mesa encima, pero al incorporarme yo, la echó a un lado y volvió a hacerme fuego. Levanté mi revólver y disparé casi sin apuntar. Oí una blasfemia y apreté a correr como un gamo, sin dejar de reírme. Alguien corría también detrás de mí, y tendiendo el brazo en su dirección solté otro balazo al azar. Los pasos cesaron.
Decídase usted, joven; entregúeme a su prisionero y le respondo de que no ha de pesarle. Me miró con burlona sonrisa, pero de repente se me acercó y dijo: Estoy desarmado y el amigo Sarto podría despacharme de un balazo con la mayor facilidad. Nada tema le dije. Demasiado lo sé, por desgracia replicó. Oiga usted. Tiempo atrás le hice una oferta en nombre del Duque...
Mandaban los otros... todos menos la casa de Brull. La monarquía se la había llevado la mala trampa; legislaban en Madrid los hombres de la revolución de Septiembre. Los industrialillos de la ciudad, rebeldes siempre a la soberanía de don Ramón, tenían fusiles en las manos, formaban una milicia, y eran capaces de plantar un balazo a los que antes les habían tenido bajo el pie.
Aquel sitio se llamaba «Mal Paso». Muchas veces, los guardas de El Pardo, saliéndose de su jurisdicción, se emboscaban allí para sorprender a los dañadores cuando volvían a sus casas. En aquel sitio le habían dado un balazo a su compadre el Garrucha, una noche en que volvían los dos cargados con un par de gamos.
Varios sacerdotes reciben, empero, orden de presentarse igualmente; cuando ya hay suficiente número de oficiales reunidos, se manda a los sacerdotes confesarlos, lo que, efectuado, se les forma en fila, y de uno en uno empiezan a fusilarlos bajo la dirección de Facundo, que indica al que parece conservar aún la vida, y señala con el dedo el lugar donde deben darle el balazo que ha de ultimarlo.
Palabra del Dia
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