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Cuando hubieron llegado a la primera meseta del peñón, Marcos llevó su caballo a una caverna que allí cerca se aparecía, volvió en seguida solo, y comenzando a trepar delante de todos, dijo: Mucho cuidado, porque es fácil resbalar. Al mismo tiempo les mostraba a la derecha el precipicio azulado, con las copas de los abetos al fondo.

Valencia, ciudad pintoresca y animada, con una poblacion laboriosa y trabajadora, con su industria de seda tan avanzada, puerto de mar concurrido, mucho comercio, caminos de hierro á Játiva y al Grao, dos teatros públicos, muchas iglesias notables bajo el aspecto del arte, la campiña mas deliciosa que imaginarse puede, toda cultivada admirablemente palmo á palmo, con museo, casinos, sus periódicos, sus hermosas mujeres, su delicioso clima, su azulado cielo, su animacion habitual, y su poblacion de ciento cinco mil habitantes.

Tenía el pelo de un negro azulado por lo intenso, el rostro de una palidez clorótica, los pómulos salientes, algo caídos los labios, y los ojos de un mirar despreciativo y lánguido como de heroína de novela que no ha encontrado todavía su ideal en la tierra.

Sobre el espacio azulado por el brillo de las estrellas, dibujábase el contorno de aquel Marchamalo nuevo que había hecho construir don Pablo.

Las nobles facciones del príncipe del desierto caído en la desgracia se borraban bajo el temblor de unos gestos simiescos. Sus negras pupilas parecían arder con un fuego azulado, mientras las córneas se estriaban de sangre.

Por la mañana el rocío dejaba brillantes gotas sobre mis cabellos; al mediodía el sol tostaba mi rostro; por la tarde, cuando el crepúsculo descendía de lo alto del cielo, tornaba al hogar por el sendero de la montaña y el disco azulado de la luna alumbraba mis pasos.

Era una joven de diez y ocho a veinte años, de regular estatura, rostro ovalado de un moreno pálido, nariz levemente hundida pero delicada, dientes blancos y apretados, y ojos, como ya he dicho, negros, de un negro intenso, aterciopelado, bordados de largas pestañas y un leve círculo azulado. Los cabellos no se veían, porque la toca le ceñía enteramente la frente.

La bóveda azul no trocó en negro su color azulado: conservó su azul, aunque le hizo más oscuro. El aire era tan diáfano y tan sutil, que se veían millares y millares de estrellas, fulgurando en el éter sin término.

Luego pasaron al tocador, un cuartito en el que la luz de la ventana, después de resbalar sobre la luna biselada de un gran espejo, quebrábase en el cristal azulado o rosa de las polveras y los frasquitos de esencia. La pieza no era un modelo de curiosidad y delataba el desorden de una casa donde falta dirección.

Quiero saber lo que es eso dijo con resolución. Pero se entenebreció su gesto, se juntaron sus cejas, y un fulgor azulado animó el polvillo de oro de sus pupilas. No, bruto mío; no me hagas caso: no lo intentes. Saldrías perdiendo. El consejo era justo, y Gallardo tuvo ocasión de acordarse de él.