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Actualizado: 4 de junio de 2025
Sabía de todo, despreciaba a los españoles disimulándolo, idolatraba a su hija Marta, y venía a hacerse rico. Detrás de esta pareja entraron, también del brazo, Marta Körner y Bonis; les seguía de cerca, solo, D. Juan Nepomuceno, que parecía haberse azogado las patillas, que semejaban pura plata.
¡Había de marchar sin decirle adiós, señor!... ¿Qué idea tiene de mí? exclamó la zalamera morenita anudando sobre la cabeza su pañolito de seda encarnada y retocándose los rizos frente á un espejillo mal azogado. Has de decirle á tu abuelo que si uno de los molares está casi inútil, como me mandó á decir, puede renovarlo y que me lo ponga en cuenta.
Sí; que te quiero mucho, muchísimo dijo la Nela, acercando su rostro al de su amigo . Pero no te afanes por verme. Quizás no sea yo tan guapa como tú crees. Diciendo esto, la Nela había rebuscado en su faltriquera y sacado un pedazo de cristal azogado, resto inútil y borroso de un fementido espejo que se rompiera en casa de la Señana la semana anterior.
Una mirada de Doña Blanca le confunde y aterra; una palabra de enojo de aquella terrible mujer hace que tiemble D. Valentín como un azogado. De suerte que Doña Blanca es quien ha decidido el casamiento de Clara con D. Casimiro. Sí, tío; en esa casa Doña Blanca es quien lo decide todo. Ella manda y los demás obedecen. No se atreven á respirar sin su licencia.
Yo, señor dijo balbuceando , he venido á buscar en vos amparo y consuelo. Y yo no os lo niego; pero habéis pecado mucho, y es necesario que reparéis el mal que habéis hecho sirviendo de medio para que el crimen no triunfe de la virtud. Os serviré, señor. Hablábamos de vuestro sobrino. ¿Quién es ese joven? Ese joven, señor, no es mi sobrino dijo Montiño, que temblaba como un azogado.
»Cuando así se expresaba me acometió tan gran temor de que me acusara que temblando como un azogado busqué instintivamente apoyo en la pared. Pero no hizo tal cosa, contentándose con referir el hecho simplemente.
Luego estuvo mirándose un rato en el vidrio que cubría cierta estampa del Purgatorio, llena toda de ánimas, diablos, llamas, culebrones, sapos, cocodrilos, ruedas, sartenes, peroles, etc..., y contempló allí su imagen confusa, por no haber en la estancia espejo, ni vidrio azogado que hiciese sus veces.
Sin duda. ¿Queréis verle? Cuanto antes. ¿Hay algún peligro tal vez? ¡Yo me hallo perfectamente! Vamos, por lo pronto, a casa de Romagné. Un cuarto de hora después nuestros dos personajes descendían a la puerta de los señores Taillade y Compañía, en la calle de Sèvres. Una amplia muestra, fabricada con trozos de cristal azogado, indicaba claramente el género de industria a que se dedicaba la casa.
Todos sus estudios en la escuela fueron coronados por un éxito lisonjero; diplomas con orla de colores, libros, medallas de metal azogado, hasta una corona de laurel con cintas de seda que hizo llorar y moquear copiosamente a doña Martina, cuando de las manos del maestro la vio bajar solemnemente a la cabeza de su hijo.
Aterrado y no sabiendo que hacer ante semejante prodigio, quedéme atónito por un momento temblando como un azogado... Me repuse... Creyendo que aquello era vana ilusion traté de distraerme prosiguiendo la lectura de la segunda palabra. Apenas la pronuncio, la caja se cierra, la cabeza desaparece y en su lugar encuentro otra vez el puñado de cenizas.
Palabra del Dia
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