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Actualizado: 1 de junio de 2025
Avezado al trato insustancial y vulgar de las jóvenes de Vegalora, que sin motivo se reían estrepitosamente ó se mostraban serias como un regidor de ayuntamiento, de esas niñas que observan las corbatas que uno tiene y las botas que trae y se enfadan si no se las saluda á una legua de distancia, y se hacen almíbar así que un joven rico se acerca á darles las buenas tardes, la condesa fué para él una revelación ó, por mejor decir, la realización viva, hecha carne y al alcance de la mano, de lo que los libros le habían ya revelado.
Un gemido de dolor, una lágrima sola, traspasan una coraza de hierro cuando el corazon que late debajo de ella es varonil y generoso; pero no hay coraza mas impenetrable á las saetas de la caridad que un pecho embriagado de perfumes, avezado á femeniles afeites y cubierto de lustrosa seda. El pecho del hombre estragado en los deleites es la losa de un sepulcro vacío.
Dondequiera que el empuje de la voluntad humana se muestra; dondequiera que la fuerza, principal elemento artístico y quizá razón suprema de todos los grandes efectos de la poesía, llega a revestirse de la majestad solemne y serena o del poder avasallador y turbulento, la emoción estética se engendra necesariamente y obra con profundísima energía en el ánimo del contemplador, por avezado que esté a lo delicado y a lo tierno.
Todos ellos sentían sobre sus roses una continua descarga de miradas de odio, que, a pesar de no merecer, recibían con la resignación del que está avezado a padecer injusticias. Pronto dejaron las últimas casas del pueblo y entraron en la carretera, cuyo primer trozo estaba guarnecido de altos álamos. El cielo seguía negro y espeso, envolviendo en tinieblas a la tierra.
También vino a colación allí lo que ya empezaba yo a echar de menos en boca de la hermana de Neluco; la tesis a que tan acostumbrado me tenían las buenas gentes de aquellos valles: si me iba gustando la tierra de mis mayores; la diferencia que hallaría entre aquellas soledades y las grandezas y diversiones a que estaría avezado en Madrid... y, por último, la lástima que sería que no tomara al valle la buena ley que él se merecía; porque, muerto don Celso, que por muerto había que darle ya, Tablanca se quedaba sin padre y sin sombra de amparo. ¡Y si supiera yo bien lo que valía esa sombra en aquel pueblo, y lo que venían valiendo otras como ella desde tiempos muy remotos!
La condesa había cambiado bastante desde su llegada á la aldea. Había en su persona modificaciones sensibles que todo el mundo notaba, y otras que sólo un ojo perspicaz y avezado á sondar las profundidades del corazón pudiera distinguir. El cambio de color en las mejillas era lo que primero saltaba á la vista.
El Gran Arquitecto, que tenía mucho puntillo y no estaba avezado a sufrir injurias tan manifiestas, le alumbró por toda contestación una soberana morrada en las narices. Pero Enrique, que conocía a dónde llegaban las fuerzas de su erudito hermano, sin proferir una queja, se arrojó sobre él como un león, y le hubiera despedazado a no intervenir muy oportunamente en la contienda doña Martina.
Batiste, al inspeccionar las incultas tierras, se dijo que había allí trabajo para largo rato. Mas no por esto sintió desaliento. Era un varón enérgico, emprendedor, avezado á la lucha para conquistar el pan. Allí lo había «muy largo», como decía él, y además se consolaba recordando que en peores trances se había visto.
El teniente pareció más pequeño y desmedrado dentro de su uniforme suelto y sin adornos. El parisién, siempre alegre, lo comparaba á un pájaro desplumado. Creyó necesario el coronel repetir en alta voz las condiciones del duelo. El príncipe las sabía y estaba avezado á estos encuentros. Martínez era el que necesitaba sus indicaciones.
Y sucedió lo que yo estaba temiendo rato hacía, por lo que había ido observando alrededor de la lumbre y en los trajines de la repolluda cocinera; que la cena dispuesta en honor mío era para servir de espanto más que de tentación y de consuelo a un comensal de mis tragaderas, hecho y avezado a las sabrosas parvidades de la cocina mundana.
Palabra del Dia
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