United States or San Marino ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vino a Buenos Aires, la suspirada Buenos Aires, ciudad deslumbradora y áurea, escenario indispensable a todas las consagraciones, no sin antes haber dado pruebas de su carácter enérgico encabezando una revuelta estudiantil en el colegio nacional de Mendoza, donde cursó estudios secundarios.

Esta gozaban los expedicionarios de a pie, en su mayor parte familias felices, que ostentaban satisfechas la librea de la áurea mediocridad, y aun de la sencilla pobreza: el padre, obeso, cano, rubicundo, redingote gris o marrón, al hombro larguísima caña de pescar; la hija, vestido de lana obscura, sombrerillo de negra paja con una sola flor, en la izquierda el cestito de los anzuelos y demás enseres piscatorios, y llevando de la diestra al hermanito, a quien pantalones y chaqueta quedaron ya muy cortos, y que luce la caña de las botinas, y levanta orgulloso el cubo donde flotan los simples peces víctimas del mortífero pasatiempo de su padre.

En los periódicos elegantes no cabían las listas de tantas y tantas ropas, de tantas alhajas, de tantos muebles, de tantos caprichos de arte, comprado esto, regalado lo otro, tanto en París, cuanto en Viena; aquello, de Florencia; de Londres, lo de más allá; de Bruselas, los encajes; del mismísimo Japón y del propio Sevres, las porcelanas; de Bohemia, la cristalería de color; de puro rocío cuajado, la de mesa; lo que costaba el traje de novia, blanco como los ampos de la nieve; lo que podría comprarse, para avío de dos docenas de familias mal acomodadas, con lo que valían las joyas y el trousseau que regalaba el novio, sin contar con otro tan lucido que acababa de recibir «la hermosa prometida», como regalo de sus padres... Todo lo fisgoneaban, todo lo sabían y todo lo conocían por adentro y por afuera, por arriba y por abajo, los diligentes revisteros, y de todo escribían sin tregua ni descanso, sin calo ni medida, mojando la áurea pluma en «ámbar desleído» y sahumando el papel con nubes olorosas de mirra y algalia del Oriente.

Don Luis, en medio de la calle, a las dos de la noche, iba discurriendo, como ya hemos dicho, en que su vida, que hasta allí había él soñado con que fuese digna de la Leyenda áurea se convirtiese en un suavísimo y perpetuo idilio.

En este caso es dable decir del comento erudito lo mismo que del filosófico: a saber, que dicho comento cabe tanto como en el FAUSTO en el Quijote. También en el Quijote hay quien investigue si tal pasaje se tomó del Amadís o del Orlando, si tal cuento o sentencia proviene de Conon sofista o de la Leyenda áurea.

Además, el clima frío, el nublado cielo de nuestras comarcas del Norte habían de contribuir en gran parte á la reclusión de los antiguos dioses. Entre nieves y vientos, en medio de las tempestades, ¿cómo habían de poder solazarse en alegres banquetes, saborear la ambrosía y tañer la áurea lira?

Y el brasero le hizo recordar una áurea cadena, regalo del emperador Carlos V a uno de sus ascendientes, que años antes había vendido en Madrid, también al peso, con el aditamento de dos onzas de oro recibidas por el trabajo artístico y la antigüedad.

Jacobus de Voragine, Legenda Aurea, Hist. 2, y Vicente Bell. Spec. hist. 9.115, y también en Gesta Romanorum, cap. 18. Una escena semejante, en que un ángel se aparece bajo la figura de un pastorcillo, se encuentra en La buena guarda, de Lope, que se titula también La Encomienda bien guardada.

Es inevitable el frió beso de Perséfone para surgir alegre en otra verde primavera y recibir los besos de la áurea Afrodite. Tal es la enseñanza del drama. Su desenlace es patético. En Palmira hay una santa mujer llamada Zenobia, portento de caridad, consuelo y amparo de los afligidos y menesterosos. Apeles la ve. Y ella le reconoce y él reconoce en ella á Zoe, á Febe, á Pérsida y á su nieto.

Y como las imaginaciones no vienen solas, sino que nacen unas de otras, enredándose y trabándose como áurea cadena, doña Mencía no se contentó con fingir pasado lo que se acaba de decir, sino que se creyó conocedora y zahorí de lo presente y aun inspirada profetisa para ver a las claras las cosas futuras.