United States or Iraq ? Vote for the TOP Country of the Week !


Donde quiera se destacan entre filas regulares de corpulentos olmos, tilos y castaños, numerosas calles compuestas de casitas y tiendas repletas de todo lo que la industria puede producir mas elegante y rico en materia de joyas, sederías, cristalería, curiosidades artísticas, guantería y mil otros objetos de gusto y de uso indispensable en la sociedad lujosa, que el capricho de la moda se esfuerza por exagerar y variar hasta lo infinito.

La mesa está lindamente aparejada; la cristalería es luciente y fina; el mantel es blanquísimo, y sobre su blancura resaltan los anchos ramos de flores bien olientes y la loba morada del obispo. Todos se sientan.

Piezas del siglo anterior, arquetipos de la generación innumerable, habían sido exornados de mascarones y de imprevistas alimañas por la tenacilla de Vistori, de Ballorino, de Beroviero, en la gran época visionaria de la cristalería. Vidrios turbios, de un glauco tinte lodoso como el agua de los canales, de la cual aparentaban haber tomado toda su fantasía.

Ea..., ya tenemos la mesa arreglada en la sala, por ser el comedor pequeño para tanto gentío. Don José, que se pintaba sólo para arreglar un banquete, contemplaba su obra con legítimo orgullo, y se recreaba en el brillo de la loza y la cristalería, en la muchedumbre de luces, en el adorno y opulencia de la mesa.

Vamos pensaba con melancolía al marcharse esto no está concluido todavía; habrá que hacer diligencias e informaciones; ¡con tal que no tenga desilusiones y el producto de esa cristalería sea el que me han asegurado! Mi madre es demasiado desconfiada: personas y acontecimientos, todo le es sospechoso. ¿Qué tenemos que temer si los informes que tengo son perfectos?

Es de lamentarse que esta catástrofe nos hiera en el momento mismo que acabamos de hacer grandes gastos en ensayos de cristalería antigua. ¿Entonces atribuyes a la noticia de esta quiebra la gran emoción que ha ocasionado la enfermedad de mi padre? Probablemente. ¿Por qué te ausentaste tanto tiempo, Juan? Si hubieras estado presente mi marido habría soportado mejor este golpe.

, , ahora comprendía; temía que ella no tuviese dote, y tomaba sus precauciones. Había sabido, sin duda alguna, que el desastre del banco Raynaud, perjudicaba a la cristalería.

Para la noche no se podía contar con él; la atmósfera pesada del cuarto lo adormecía en seguida, y los quejidos de su padre eran impotentes para despertarlo. Generalmente era Juan quien velaba al señor Aubry. Este, por lo demás, lo llamaba sin cesar, para hablarle de los asuntos de la cristalería.

En los periódicos elegantes no cabían las listas de tantas y tantas ropas, de tantas alhajas, de tantos muebles, de tantos caprichos de arte, comprado esto, regalado lo otro, tanto en París, cuanto en Viena; aquello, de Florencia; de Londres, lo de más allá; de Bruselas, los encajes; del mismísimo Japón y del propio Sevres, las porcelanas; de Bohemia, la cristalería de color; de puro rocío cuajado, la de mesa; lo que costaba el traje de novia, blanco como los ampos de la nieve; lo que podría comprarse, para avío de dos docenas de familias mal acomodadas, con lo que valían las joyas y el trousseau que regalaba el novio, sin contar con otro tan lucido que acababa de recibir «la hermosa prometida», como regalo de sus padres... Todo lo fisgoneaban, todo lo sabían y todo lo conocían por adentro y por afuera, por arriba y por abajo, los diligentes revisteros, y de todo escribían sin tregua ni descanso, sin calo ni medida, mojando la áurea pluma en «ámbar desleído» y sahumando el papel con nubes olorosas de mirra y algalia del Oriente.

No quiso que la princesa volviera á enviar por segunda vez contra un muro del comedor con solo un golpe de pie la mesa de roble y todos sus servicios de porcelana y cristalería, que se hicieron añicos con estrépito de catástrofe. Cuando los arquitectos de París hubieron dado forma á los encargos de la princesa, la familia abandonó el castillo que ocupaba en las cercanías de Londres.