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Actualizado: 25 de mayo de 2025


Dime: ¿quién te ha hecho franchote, y cómo tienes atrevimiento de volver a España, donde si te cogen y conocen tendrás harta mala ventura?

Aunque sea un atrevimiento por mi parte, te ruego que me permitas seguir tuteándote cuando estemos solos... Yo no olvido, no podré olvidar jamás cuántas horas de dicha te debo, cuánta felicidad has vertido en mi vida triste y monótona. me has revelado lo más dulce y más íntimo que existía en mi corazón sin que yo lo sospechase siquiera. Para han sido los primeros impulsos de mi alma.

Sabe Dios cuánto tiempo hubiera estado silencioso y como sujeto a un encanto, si ella, repuesta del trabajo que la había costado aquella su extraña confesión, no le hubiera dicho: Sólo hay una manera, señor mío, repito, para que yo os perdone vuestro atrevimiento, y es que siendo, según decís, esa medalla que pendiente de ese cordón lleváis sobre el pecho, un preservativo contra los demonios, ya sean o no sean familiares, y contra toda casta de espíritus foletos y malditos, me la entreguéis, para que yo pueda quedar esta noche sin morirme de miedo en mi casa; que mañana será otro día, y ya buscaré yo vivienda en que acomodarme, donde no haya habido nunca, ni duende, ni trasgo, ni fantasma, ni alma en pena, ni cosa que en mil leguas al otro mundo huela.

Lo más sorprendente es que las mujeres, muchas al menos, hablan exactamente igual que los hombres, con el mismo atrevimiento respecto de todos los asuntos, y acaso, con más violencia todavía. Con toda esta charla, señor cura, no le he dicho a usted que, hace una semana, estamos instalados en el campo, a unas leguas de París y en un sitio delicioso, rodeado de bosques y praderas.

Y pasando a cosas menos serias, ¿no sabes que la tonadillera se ha casado? fuiste muy tonto. Empezaba la orquesta el preludio del tercer acto y apagaron las luces. Castilla miró una vez más, con atrevimiento, a la niña del palco. Pero como Muñoz se retiraba, sin saludarle, le retuvo en el pasillo. Oye, sabes que con todos mis defectos una cualidad no me falta: la franqueza.

Acertó usted, Amaury, al decir que era capaz de amarme: Felipe me ama. Aún no me ha declarado su amor y doy gracias por ello a la prudencia de su carácter, que no le deja llegar a tamaño atrevimiento; pero eso salta a la vista y estaría yo ciega si no lo hubiera advertido. »Le cree usted capaz de comprometerme, pero nada hay más lejos de la verdad.

Muy buena, muy buena contestó mi tío. ¡Pues a me parece muy mala! Y a también agregó don Juan, haciendo el gesto de asco que le era peculiar. Cosas de muchachos ambiciosos, de mozalbetes: ¡Miren ustedes, qué atrevimiento!

Decírselo a papá, muy clarito, para que se fije en lo que de seguro no se le habrá pasado por la cabeza: que no parece natural vivir aquí no siendo nuestro hermano y siendo nosotras muchachas solteras. Ya que es un atrevimiento meterme a enmendarle la plana a papá; pero él no ha reparado en esto, ni te cree capaz de gracias como las de hoy.

Todo fue tan instantáneo que la Princesa apenas tuvo tiempo de ver al pájaro, pero su atrevimiento y su hermosura le causaron la más extraña impresión. Pocos días después, la Princesa, para distraer sus melancolías, tejía una danza con sus doncellas, en presencia de los Príncipes. Estaban todos en los jardines y la miraban embelesados.

Don Santiago se alegró de aquel atrevimiento de su mujer, y la dispuso el trono como para una reina; lo mejor que se pudo con lo que había a mano: una silla de Vitoria sobre un felpudo casi nuevo.

Palabra del Dia

hociquea

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