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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Se había vestido precipitadamente, parecía asustada, y antes de que Robledo la saludase, preguntó con ansiedad: ¿Le ha ocurrido alguna desgracia á Watson?... ¿Por qué viene usted á estas horas?... Sonrió Robledo irónicamente antes de contestar. Watson está bien; y si vengo á tales horas, es para hablarle de otro.
María-Manuela, asustada, hizo callar á todos y declaró que el romperse un vaso es muy malo y anuncia disgustos. La única manera de evitarlo era recoger todos los pedazos y tirarlos al pozo. Así comenzó á ejecutarlo con gran solicitud mientras los demás se reían de su credulidad. Algunos por burla la ayudaban.
Detúvose el rey esperando una respuesta, pero la duquesa no contestó. ¿Pero no se os ocurre nada que decirme, doña Juana? dijo el rey, en el cual se iba haciendo cada vez más visible la impaciencia ; estáis como asustada... En efecto, señor, vuestra majestad acaba de decirlo: estoy asustada, y suplico á vuestra majestad que... señor... perdonadme, pero no se me ocurre nada...
¡Ah, Marta, querida Marta, perdóname! suplicó la joven asustada echando los brazos al cuello de su aya y poniéndose a llorar sobre su pecho . He hecho mal. Seréis despedida, y yo moriré de pena y de dolor. No, no; tranquilízate, querida Elena dijo la viuda prodigándole sus caricias para calmarla . Habla. ¿Qué ha sucedido? Federico, Federico estuvo en el jardín...
Para don Víctor había que guardar el cuerpo, pero al Magistral ¿no había que reservarle el alma?». Al obscurecer de aquel mismo día, que era el de Difuntos, Petra anunció a la Regenta, que paseaba en el Parque, entre los eucaliptus de Frígilis, la visita del Sr. Magistral. Enciende la lámpara del gabinete y antes hazle pasar a la huerta... dijo Ana sorprendida y algo asustada.
Si daban alguna recompensa, que fuese para el «chico de Vannes». Luego añadió, como si reflejase los pensamientos de su capitán: Da gusto navegar así... A nuestro vapor le han salido dientes, y ya no tendrá que huir como una liebre asustada... Que lo dejen hacer su camino en paz, porque ahora muerde. Todo el resto del viaje hasta Salónica fué sin incidentes.
Elena lloraba y temblaba; parecía estar muy asustada; comenzaba a explicarse la causa de aquel miedo, cuando Marta le hizo comprender con una mirada imperiosa que debía reservar aquella confidencia para cuando estuviesen solas. Cuando llegaron al cuarto de Elena, Marta cerró las puertas y preguntó: ¿Qué es lo que te ha sucedido, querida niña? Habla pronto, que tu madre me espera.
Asustada, a punto de perder el juicio, la enfermera llamaba entonces por teléfono al doctor Chevirev, que se encontraba en el restorán Babilonia, donde acostumbraba a pasar las noches. El doctor poseía el don de tranquilizar a los enfermos sólo con su presencia.
La criatura, sorprendida y asustada por el brusco movimiento, interrumpida en su diversión, rompió en llanto desconsolado y repentino; y su madre, sin hacerle caso, entró corriendo tras el biombo, la echó en la cuna, y medio la arropó, volviendo a salir inmediatamente.
Ahora cantaban arriba. Era Amparito, que acometía con su vocecita de seda una romanza de Tosti, coreada por el estallido de los cohetes y los berridos burlones de la pillería, a quien le hacían gracia los lamentos musicales, verdaderos chillidos de ratita asustada.
Palabra del Dia
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