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Actualizado: 5 de mayo de 2025


La señora suspiró más hondo todavía, como si quisiera arrancarse de allí dentro algo que la incomodaba enormemente; este mudo comentario á su pensamiento, que parecía confirmarlo en su elocuente silencio, sacó de quicio a Angelita.

Al mismo tiempo le tomó una mano y comenzó a imprimir en ella vivos y fuertes besos, mientras bañaban sus mejillas las lágrimas y le rompían el pecho los sollozos. El P. Gil quiso arrancarse a aquellas demostraciones, pero no pudo. La arrepentida doncella le tenía sujeto con las manos crispadas. Turbado hasta lo indecible, no supo decir más que...

A Feijoo le había costado algún trabajo arrancarse a exponer su moral en aquellas circunstancias, porque en la conciencia se le puso un nudo, que le apretó durante breve rato; pero al punto lo deshizo evocando las teorías que había profesado toda su vida. Lanzado, pues, el concepto más peligroso, siguió luego como una seda, sin nudo y sin tropiezo. «Ya sabes cuáles son mis ideas respecto al amor.

Pero, amigo, aunque él, el Magistral, como hombre y hombre de experiencia, se explicaba la vehemente cólera que debía de dominar a don Víctor, y comprendía, y disculpaba hasta cierto punto, sus deseos de pronta y terrible venganza; si tal hacía como hombre, en cuanto sacerdote de una religión de paz y de perdón, tenía que aconsejar y procurar, en cuanto pudiese, la suavidad, los procedimientos que la moral recomienda para tales casos». Don Víctor, con el rostro entre las manos hacía signos de protesta; negaba como si quisiese arrancarse la cabeza del tronco.

Pero aun en medio de aquella deslumbradora luminaria, de aquel incendio de cera que reverberaba en su rostro, veíasele palidecer y pasarse la crispada mano por la frente, como si buscara arrancarse, a pedazos, alguna visión. No faltaban, por cierto, razones a su dolencia. Los desengaños cortesanos fueron el comienzo de su desgracia.

Era demasiado pronto. El toro no estaba bien colocado: iba a arrancarse y a cogerlo. Movíase fuera de todas las reglas del arte. Pero ¿qué le importaban las reglas ni la vida a aquel desesperado?... De pronto se echó con la espada por delante, al mismo tiempo que la fiera caía sobre él. Fue un encontronazo brutal, salvaje.

Llámeme nervioso, chiquillón y visionario, como me lo llamó usted en la botica por muchísimo menos de lo que ahora sabe... Este clavo podrá arrancarse mañana u otro día, o me iré acostumbrando a él; pero, hoy por hoy, se le regalo al hombre más duro de entrañas; y a ver cómo se las arregla con la herida.

Pues ahora fueron tantas las que le trajo que consiguió empalagarla y que las aborreciese. De tal modo llegó á impresionarle la amenaza, no obstante, que pronto le hizo vivir en un estado de agitación y anhelo insoportable. Entonces, para arrancarse del corazón esta espina, pensó seriamente en casarse con Soledad.

Hubo un momento en que si no llega gente de curia, se iban á pegar las mujeres, y arrancarse los moños, azuzadas por los pícaros paisanos que esperaban, como nuestros estudiantes, ver algo más que un cancan. Scit, scit, scit, scit, scit, scit, Disputez-vous, battez-vous, Scit, scit, scit, scit, scit, scit Nous allons compter les coups.

Entristecíase Mina al recordar este suceso: el gran error de su existencia, el cambio fatal de rumbos. Se llevaba una mano a la frente, como si quisiera arrancarse un recuerdo tenaz para arrojarlo al Océano... ¡Los crueles engaños del arte! ¡Las intermitencias del talento, que en unos apunta como flor seductora con los días contados y en otros tiene la inmovilidad grandiosa de la montaña!...

Palabra del Dia

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