Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de mayo de 2025
Una tarde de lluvia, en que estaba malucho de salud, vagando por la casa sin saber qué hacer, acabó por abrir el armario con una emoción sacerdotal y tiró de un volumen, el más grande, como si fuese un dios misterioso extraído de su santuario.
Son entonces... aguarde V.... son... seis duros y ocho reales... ¿no es eso?... Carmen afirmó con la cabeza, mientras hacía mentalmente la cuenta. ¿Qué más? No me acuerdo de más manifestó, después de vacilar unos instantes. ¿Y la esponja del tocador que le he encargado? ¡Ah! ¡se me olvidaba, señorita!... diez y ocho reales. Miguel se asfixiaba en el armario.
La delicada sensitiva no se repuso fácilmente del choque de tan extraordinario ultraje. Le costó trabajo recobrar el aplomo para dar suelta a su amante, de un armario en que estaba escondido y escaparse con él. Para consuelo del marido, le dejó abandonado un niño de tres primaveras. La actual consorte del viejo había sido su cocinera: mujer corpulenta, de carácter brutal.
Con el auxilio de esta luz, cuyo alcance no pasaba de la mesa, parecía distinguirse allá en lontananza, entre las sombras del fondo, dos grandes cuadros al óleo, un armario y un reloj de caja. Durante la cena, se habló largamente de las aficiones de don Recaredo, de sus ascendientes, de las peripecias del viaje, del tiempo..., de todo, menos de las elecciones.
Tal cosa había quedado en la tercera gaveta de la cómoda; tal otra en el armario de luna... Pero ya no había remedio. Por cada objeto que no tenía, Isidora echaba a volar media docena de suspiros, encargados de transmitir su desconsuelo a las insondables esferas de lo pasado. Riquín parecía mejor.
No, señor, me parece que no hay nada. Ya sabe que la señora... Sí, sí, ya sé. Don Mateo fué al comedor y comenzó a escudriñar los tiradores. Nada; no había más que los utensilios de la mesa, cuchillos, tenedores, el sacacorchos. Al través de los cristales del armario vió algunas pastillas de chocolate y una bandeja de bizcochos. ¡Caramba, si diera alguna llave!
Es un equipaje completo; el cofre pesado que estaba en el armario está en el cajón del coche, y ésta es la llave; he puesto además un talego lleno de ducados y otro de doblones de á ocho en el mismo cajón. Bien, bien, Díaz; que esté todo dispuesto para marchar. Cuando salga yo con esa dama, cierra esta casa y vete; si pregunta alguien dónde estoy, responded que me he ido á caza.
Voy a llamar, a pedir agua, a lavarme, y después esperaremos. Luego que almuerce dictaré mis últimas disposiciones, y en cuanto llegue la noche, la querida noche... =Pausa de algunas horas, durante la cual entra y sale una zafia criada, arréglase el personaje, y luego almuerza lo que te traen de la fonda.= »Me olvidé de la botella de Champagne que está en aquel armario.
Y don Fermín se despojó del chaquetón pardo, dejó el sombrero de anchas alas, desciñó el cinto negro, guardó todas estas prendas, más el cuchillo, en el armario y se vistió la sotana y el manteo, como una armadura. «Sí, aquella era su loriga, aquéllos sus arreos». «Ahora mismo; voy a verle ahora mismo.
Empezaba a anochecer y encendió un velón de los antiguos de Lucena, puesto sobre una mesa, en la que se veía un tintero de loza enorme, con una pluma no más larga que un dedo. Allí hacía él sus cuentas, y en un armario inmediato estaban «los libros», de los que hablaba Rafael con cierto respeto. Cada gañán tenía su cuenta.
Palabra del Dia
Otros Mirando