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Actualizado: 14 de junio de 2025


Además, yo era más fuerte que él. Pasó Machín, subió las escaleras conmigo, entró en mi cuarto y se quedó mirando los libros de mi armario y los cuadros de las paredes, con gran curiosidad. ¿Vienen de casa de su abuela estos cuadros? preguntó. . Quedó mirándolos de nuevo. Yo le contemplaba con marcada impaciencia. Usted dirá lo que quiere ... le advertí. . Voy a decírselo a usted en seguida.

Sobre las dos gradas que formaban el presbiterio había, a la izquierda del retablo, una especie de armario de cristales, embutido en la pared, donde se guardaban reliquias: allí se dirigió Currita, mandando a Germán que abriese la puerta.

En pocos días quedaron zanjados estos asuntos, y fue resuelto que un jueves, 1.º de abril, aparecería el primer número de La Independencia, «diario liberal de la mañanaDespués de la aventura del armario, Miguel quiso persuadir a la generala a que comprase el silencio de la doncella, a fin de no pasar en adelante un susto parecido.

Marta abrió el armario, del cual se escapó el olor especial, fresco y penetrante de la ropa blanca. La niña lo aspiró algunos momentos con delicia mientras hacía hueco, trasladando las piezas de unos estantes a otros, a la nueva ropa que iba a introducir.

Lo abrió, y después de contemplar con emoción su contenido, sacó de él una moneda de oro de ocho duros y volvió á colocarlo en su sitio y á cerrar el armario. En seguida silenciosamente subió arriba y fué al cuarto de Flora. Pensaba que te habías marchado sin despedirte de , niña dijo suavizando de un modo sorprendente su voz. Me desperté tarde contra mi costumbre...

La semana que entra declaró Isidora vendo la sala. ¡Vendes la sala! . Pásese usted luego por casa de la prendera. Que venga a verla. Veremos lo que da». Después echó una mirada de cariñoso desconsuelo al armario de luna. «¿Y el armario también? También. ¿Y la cama dorada?». Isidora meditó un rato. Después dijo: «No; me quedo con la cama». En esto andaban cuando reapareció la Sanguijuelera.

¡El café en el cenador! ordenó la Marquesa. La había encontrado en un armario de la alcoba de su hermana Emma. Allí iba a dormir Edelmira. Salieron todos a la huerta, que era grande, rodeada, como el parque de los Ozores, de árboles altos y de espesa copa, que ocultaban al vecindario gran parte del recinto. Don Víctor, Paco y Edelmira corrían por los senderos allá lejos entre los árboles.

Simoun la sacó con mucho cuidado, y retirando el mechero, descubrió el interior del depósito: el casco era de acero, grueso como dos centímetros y podía contener algo más de un litro. Basilio le interrogaba con la mirada: nada comprendía. Sin entrar en explicaciones, Simoun sacó cuidadosamente de un armario un frasco y enseñó al joven la fórmula escrita encima.

Mi querido Jacobo, ante todo es preciso devolverle á usted una figura humana. El ayuda de cámara va á venir á afeitarle, á peinarle. En el armario encontrará usted ropa blanca y vestidos á su medida. Se sentirá usted con más aplomo cuando esté lavado y mudado. No hay como encontrarse en su traje ordinario para volver á sus costumbres. Cuando esté usted listo, véngase al comedor.

Aquí los arcones de roble; ahí el gran armario de tres lunas. Cuadros de Fortuny, tapices de los Gobelinos, porcelanas de Sèvres, y de Bernardo Palissy... Muy bien. Bronces, acuarelas...». Mariano le miraba con cierto espanto. Isidora entreveraba de sonrisas su pena profundísima.

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