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Actualizado: 13 de mayo de 2025
La Condesa continuó su relato, al día siguiente, en estos términos: »Mi tío había salido del aposento; Teobaldo y yo nos mirábamos aún asombrados del suceso, sin que pudiéramos darnos cuenta de una aventura que creíamos sobrenatural; porque excepto mi preceptor, que acababa de llegar, nadie entendía el alemán en el castillo, incluyéndome a mí, que hacía un año lo estaba aprendiendo.
Triste cosa es que, al llegar casi á su término el siglo XIX, llamado de las luces, la humanidad haya adelantado tan poco, moral y políticamente, que, en el mismo centro de su más alta civilización, todos los hombres capaces de empuñar las armas anden cargados con ellas, haciendo el ejercicio, reuniendo con grandes gastos los más eficaces medios de destrucción, aprendiendo á matar y perdiendo en maniobras, revistas y paradas el tiempo que pudieran emplear en divertirse ó en producir cosas útiles y agradables, y teniéndose de continuo unos á otros en jaque y alerta; pero esto no tiene remedio y no hay para qué censurarlo.
Iba a contestar; pero su madre, que llevaba la palabra por toda la familia, respondió: «Es peinadora... Está aprendiendo con una vecina maestra. Ya tiene algunas parroquianas. Pero no le pagan, naturalmente... Es una sosona, y como no le pongan los cuartos en la mano, no hay de qué. Yo le digo que no sea panoli y que tenga genio; pero... ya usted la ve.
863 El pruebista principal a enseñarme me tomó, y ya iba aprendiendo yo a bailar en la maroma, mas me hicieron una broma y aquello me indijustó. 864 Una vez que iba bailando, porque estaba el calzón roto, armaron tanto alboroto que me hicieron perder pie; de la cuerda me largué y casi me descogotó.
Si la dejamos que siga rodeada de caballos y perros, pajes, monteros y soldados, cuidando halcones y aprendiendo, la muy taimada, trovas francesas, que tal hacía cuando la sorprendí ayer en su cuarto, ¿cómo ha de servir para esposa de un noble compañero y para gobernar un castillo, cual lo he hecho yo en vuestras largas ausencias, con un centenar de hombres de armas y sirvientes á sus órdenes, la mitad de los cuales sólo entienden de holgar y beber cerveza?
1004 De entonces en adelante algo logré mejorar, pues supe hacerme lugar al lado del Ayudante. 1005 El se daba muchos aires: pasaba siempre leyendo; decían que estaba aprendiendo pa recebirse de flaire. 1006 Aunque lo pifiaban tanto, jamás lo vi dijustao; tenía los ojos paraos como los ojos de un Santo.
Será de edad de diez y ocho años: los seis ha estado en Salamanca, aprendiendo las lenguas latina y griega; y, cuando quise que pasase a estudiar otras ciencias, halléle tan embebido en la de la poesía, si es que se puede llamar ciencia, que no es posible hacerle arrostrar la de las leyes, que yo quisiera que estudiara, ni de la reina de todas, la teología.
Morsamor hablaba a menudo con Tiburcio, que andaba retraído, y le comunicaba cuanto iba aprendiendo. Tiburcio le oía, no daba crédito a nada y se reía de todo. Pero no me negarás le decía Morsamor que Sankarachária sabe y puede mucho. Yo no te lo niego contestó Tiburcio . Lo que te niego, es que su saber y su poder se funden en lo que él dice.
Pero, en cambio, en la escuela del nuevo tráfico de su marido; con lo que allí observó; con lo que fue aprendiendo, con este indicio y aquella declaración terminante, sobre la índole de ciertos apuros y las causas productoras de ciertas necesidades en determinadas personas y jerarquías, ¡cómo le engordaron en el meollo las nunca desvanecidas ideas que tenía de las gentes de Madrid!
Eso me gusta... El mes que entra la pondremos en un colegio, interna. Ya es grandecita... es preciso que vaya aprendiendo los buenos modales... su poquito de francés, su poquito de piano... Quiero educarla para maestrita o institutriz, ¿verdad? Adoración la miraba como en éxtasis. «¿Y esa mujer?» preguntó luego Jacinta a Severiana, refiriéndose a la madre de Adoración. «Señora, no me la nombre.
Palabra del Dia
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