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Actualizado: 21 de mayo de 2025


Aterrado el P. Irene huyó y, como el cadáver se le había agarrado, en su huida lo arrastró fuera de la cama, dejándolo en medio del aposento. A la noche el terror llegó á su máximum. Habían tenido lugar varios hechos que hacían creer á los timoratos en los agentes provocadores.

En cambio, si es vecina de mi aposento y a través del frágil tabique la oigo suspirar, reír, llorar, que está triste, que goza, que sufre.

Volvió la cabeza a estos gritos aquella señora, toda sobresaltada, y, no viendo quién las daba, se levantó en pie y fuese a entrar en el aposento; lo cual visto por el caballero, la detuvo, sin dejarla mover un paso.

Aumentada despues la corrupcion, los celos de los príncipes introdujeron la bárbara costumbre de que fuesen hombres mutilados los que guardasen el aposento de sus esposas, pues de este modo, alejados de toda idea de seduccion, se creía que servian con mas amor y fidelidad á su dueño.

Entrados, pues, en su aposento, cerró tras la puerta, y hizo casi por fuerza que Sancho se sentase junto a él, y con reposada voz le dijo: -Infinitas gracias doy al cielo, Sancho amigo, de que, antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha, te haya salido a ti a recebir y a encontrar la buena ventura.

El respetable Butrón daba puñetazos en los muebles y cruzaba a grandes zancadas el aposento, llamando a su mujer, según su costumbre, unas veces Geno, otras Veva, nunca por completo Genoveva y prodigándola con todas sus letras los dicterios de imbécil, estúpida, vieja del diablo, beata de Barrabás, que no sabiendo sino rezar el Pater noster, quería darle lecciones a él, Pirro en el ingenio, Ulises en la prudencia, Anteo en el ánimo, Alejandro en la magnanimidad y Escipión en lo afortunado.

Al anochecer, bajó con la cena para la presa, y abriendo la puerta penetró en el lóbrego aposento. Por el pronto no vio a Mauricia, que estaba acurrucada sobre unas tablas, las rodillas junto al pecho, las manos cruzadas sobre las rodillas, y en las manos apoyada la barba. «No veo. ¿Dónde estásmurmuró la coja sentándose sobre otro rimero de tablas.

Ciertamente necesito decirla vuestra resolución. Pues decidla, además, que prepare esta misma noche un aposento con lecho en su casa, y que cuando llame á su puerta uno que se nombrará sobrino mío, que le reciba, que yo respondo de los gastos.

Aurelio, que estaba en el aposento de su amada, sin abandonar la escena, dice: «Este es palacio: acá sale Neron, nuestro Emperador, Que lo permite el autor Que desta industria se vale; Porque si acá no saliera, Fuera aquí la relación Tan mala y tan sin razón Que ninguno la entendiera

El guapo, á quien el amor y los pesares no habían podido arrancar de cuajo su inveterada arrogancia, gozaba con las preferencias de la bella y los celos del muchacho. ¿Dónde va tu novio tan encandilao? díjole sonriendo con orgullo, viendo salir al joven del aposento como un huracán. Déjalo respondió ella haciendo una mueca de desdén.

Palabra del Dia

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