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Actualizado: 8 de junio de 2025
Dos minutos después, subiendo al carruaje, interrogó ansiosamente a la sirvienta de las Aliaga. Esta la informó. Laura estaba en cama, muy enferma, y los médicos no lograban ponerse de acuerdo en las consultas; sin embargo, la fiebre, desde el día anterior, sin que nadie lo esperase, había cedido.
Desde que por primera vez visité esta noble tierra, he buscado ansiosamente al gran D. Quijote de la Mancha; yo quería verle, yo quería hablarle, yo quería medir la fuerza de mi brazo con la del suyo, pero ¡ay!, hasta ahora lo he buscado en vano. He revuelto media península buscando a D. Quijote, y D. Quijote no parecía por ninguna parte.
El viejo de las bufandas, al que llamaba la condesa cher maître, se cansó sin éxito dirigiendo peticiones á un criado que no quería entenderle. Avanzaba un plato vacío para obtener un pedazo de pastel ó una de las frutas, señalando ansiosamente el objeto de sus deseos.
El señor José se presentaba por las noches en casa de Isidro, pues el día pasábalo en aquella gran edificación de las afueras, por no perder el jornal. ¿Qué hay del chico? preguntaba ansiosamente. Al principio le dio Isidro buenas esperanzas. Creía posible su excarcelación por medio de un amigo que, a su vez, lo era de otro que conocía al escribano. Luego se mostró pesimista.
En el pasillo detuviéronse el viejo y los guardias, respirando ansiosamente, magullados por el gentío. Algunos espectadores les siguieron. ¡Parece imposible! dijo uno de los guardias . Una persona de edad y que parece decente... ¿Y usted qué sabe? gritó el viejo con expresión agresiva . Mis razones tengo para hacer lo que he hecho. ¿Sabe usted quién soy yo?
Nada, salvo que debe usted contestar a mis preguntas. Son de la mayor importancia, y el objeto real de nuestra venida ha sido para poder hacérselas. Primero, ¿ha conocido usted un hombre llamado Blair, Burton Blair? ¿Burton Blair? repitió el anciano, apoyando sus manos en los brazos de su silla al inclinarse hacia adelante ansiosamente. Sí; ¿por qué? Ese hombre descubrió un secreto, ¿verdad?
¿Quién habrá escrito este registro? le interrogué. Blair no ha sido, eso es evidente. No fue su contestación. Ahora que legalmente le pertenece, por donación de nuestro amigo, y que ha conseguido descifrarlo, puedo, también, contarle algo más sobre eso. Sí, hágalo gritamos ansiosamente los dos. Bien entonces; voy a referir cómo fue explicó el enjuto anciano, apresando el tabaco en su larga pipa.
Y sin cesar de mostrar su asentimiento a lo que no oía, con movimientos afirmativos de cabeza, miraba allá abajo ansiosamente, temiendo que Leonora se hubiese marchado.
El caso era ganar tiempo, porque apenas pusiese tierra en medio el peligro cesaba.... No obstante, el prudente Baltasar temía, temía una campanada inoportuna, que diese al traste con sus nuevos planes. ¿Qué te dijo? interrogó ansiosamente Amparo. Que vendría repuso la Comadreja. Pero... ¿cuándo? No quiso explicar cuándo. ¿Piensa él que estoy yo para esas calmas?
Cuando se consigue eso, la solución es fácil. Se arreglan las cartas en el orden que estuvieron cuando fueron escritas, y tomando una letra de cada carta sucesiva, se deletrea el enigma, leyendo hasta abajo una columna tras otra y pasando por alto las letras colocadas en el lugar de los espacios. ¡Ah! exclamé ansiosamente. ¡Cuánto deseo conocer la clave!
Palabra del Dia
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