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Actualizado: 5 de julio de 2025


Me siento sin fuerzas. Además, estoy algo borracho. ¿No me lo conoces?... Por fin, una mañana se mostró resuelto: quería verla. Adivinábase cierta preparación en su aseo exterior, como si acudiese a una entrevista amorosa. Iba recién afeitado; ocultaba algo bajo las aletas del macferlán, que parecía menos viejo después de unos cuantos pases de cepillo.

El caprichoso joven no pudo acostumbrarse á la gravedad amorosa del profesor, á la calma de su casa, y un día se fugó con una cómica, célebre por su belleza, para vagar por los diversos Estados de nuestra patria, llevando una existencia de aventuras y privaciones. Debe haber muerto hace tiempo; nadie ha sabido más de él.

Encadenado por los encantos de Deidamia se disfraza de mujer, y vive desconocido de todos, entregado á su amor tranquilamente en la corte de la bella Princesa, hasta que la guerra penetra en esta región pastoril, y despierta su alma de esa embriaguez amorosa al cumplimiento de los deberes más sagrados del hombre.

Así que, si quieres que yo tenga vida que pueda decir que lo es, desde luego has de entrar en esta amorosa batalla, no tibia ni perezosamente, sino con el ahínco y diligencia que mi deseo pide, y con la confianza que nuestra amistad me asegura.

Nunca le habían visto; no sabían ciertamente si era un hombre, un niño o una vieja, pero durante cuatro años le oían todas las tardes de cita amorosa, siempre a la misma hora, sirviéndoles su grito de aviso cronométrico.

Mientras que el Rey discurre así con García, Don Mendo, el caballero de la banda roja, traba conversación con Doña Blanca, demostrando en seguida que la belleza de la joven esposa de García le ha enamorado ciegamente, y que, en su opinión, no será difícil seducirla y deslumbrarla con su posición y con su amorosa experiencia.

Algunos habían llegado á Mónaco como incurables, después de un largo cautiverio en Alemania; los demás venían de los hospitales de la línea de fuego; y todos mostraban una desorientación gozosa al verse en este rincón paradisíaco, donde las gentes parecían olvidadas del resto de la tierra y los ojos femeninos les seguían con una expresión enigmática, entre amorosa y maternal.

Comenzó a vivir en la amorosa cavilación, en los coloquios y raptos de las historias, soñando despierta, olvidando la vida cuotidiana, dando respuestas absurdas y palpando las cosas, como una sonámbula, sin saber lo que buscaba. Aficionose a los olores, a los jubones recamados de canutillos y aljófar. Aliñose como nunca las manos y la guedeja. Los confesores la previnieron; pero ya no era tiempo.

¡Lo dicho, Tristán! le gritó Núñez desde el landau abierto en que iba . No riñas nunca con Clara, porque preveo tu desaparición del número de los cuerpos sólidos. La joven sonrió dirigiendo una suave mirada amorosa a su prometido. Su fisonomía, tan dulce, tan humilde, tan plácida, formaba contraste singular con la figura arrogante y poderosa que el cielo la había asignado.

Callese aqueste tormento, Que segun me es enemigo No llegará lo que digo A un punto de lo que siento. Ponderese mi dolor Con decir, bañado en lloros, Que mi cuerpo está entre moros, Y el alma en poder de amor. Del cuerpo y alma es mi pena, El cuerpo ya veis qual va, El alma rendida está A la amorosa cadena.

Palabra del Dia

buque

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