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Actualizado: 5 de noviembre de 2025


Y aunque de vez en cuando le clavaba una larga mirada amorosa para indemnizarle, Raimundo la consideraba como una limosna, el mendrugo que se arroja a un pobre para que no se muera de hambre. ¡Qué le importaba a él en aquel instante hallarse en la superficie o en el centro de la tierra, ni aun que ésta se hundiese y le aplastase como un insecto!

Con amorosa suavidad sacó de su cintura un cuchillo inglés adquirido en la época en que era patrón de barca: una hoja brillante que reproducía los rostros que la contemplaban, con punta aguda de estilete y filo de navaja de afeitar.

Y paréceme a que no en sosegado y tranquilo sueño ese hidalgo ha pasado el tiempo desde que de aquí se partió, sino en plática contigo, traidora, que puede ser, y bien se me representa, que un hombre mozo de los que hoy se usan, haga una sola aventura amorosa del ama y de la doncella.

La señora dormitaba abriendo una que otra vez los ojos para vigilar a la niña, que corría de un lado a otro sin cesar. Los dos jóvenes charlaban suavemente en el otro extremo cogidos de la mano. El espectáculo de esta madre rodeada de sus hijos, y posando a cada instante en ellos su mirada amorosa, enterneció todavía más a Ricardo.

Pero al contacto de Rafael, al ver en sus ojos aquella expresión amorosa que ahora se marcaba con más atrevimiento, reaparecía la mujer de antes y reía con la misma carcajada irónica que penetraba como acero en las carnes del joven. ¿Y qué de extraño tendría eso? preguntó audazmente Rafael, imitando la sonrisa burlona.

El baile de las seguidillas es como sigue: mientras preludia una guitarra, se separan las parejas, vestidas con graciosos trajes de majos, y se coloca cada uno á tres ó cuatro pasos de distancia; cantan el primer verso de la copla mientras los bailarines permanecen inmóviles; calla otra vez la voz; la guitarra comienza entonces la melodía, y al cuarto compás prosigue la voz de nuevo, se oyen las castañuelas, y el baile comienza con sus acompasados giros, sus graciosas idas y venidas y su encantadora expresión de amorosa alegría.

Hay muchos que se engañan con la mejor buena fe dividiendo nuestra poesía nacional en dos reinos, uno de los cuales le atribuyen á él y otro á . Esos mismos añaden que Momaren es inimitable en la poesía amorosa y Golbasto en la poesía épica. ¡Error, enorme error!

Tal vez un tuno que pasó por la calle. Ellas se han estado muy calladitas. Se me figura dijo doña María sin perder la dignidad en su cólera que no tendré que hacer grandes averiguaciones para saber quién ha motivado esta amorosa epístola. , Inés, has sido. Hace tiempo que sospechaba esto... Nuevo silencio.

Aprendería el castellano para saborear las obras de Ojeda, que indudablemente era un genio. Se lo decía su amor. Cuando viviesen juntos, entraría de puntillas en su estudio, permaneciendo detrás de él en amorosa contemplación, como una esclava.

La mujer enamorada de un hombre, cuando sólo le ama con el amor de las entrañas, no le ama más que le ama su madre; pero cuando le ama también con el amor del espíritu, le ama mil y mil veces más que la madre más amorosa; le idolatra; le mira como a un dios; tiene fe en él; le cree capaz de todo lo grande y de todo lo bueno; piensa que de la voluntad de él, que es ley para ella, han de nacer el milagro, el bien y la bienaventuranza para todos.

Palabra del Dia

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