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Actualizado: 13 de junio de 2025
¿No me das la mano? dice Martín en tono de amistoso reproche. Y, al tendérsela Juan vacilando, se la aprieta cordialmente... ¡Ah! ¡cuánto daño puede hacer un apretón de manos! El tumulto de la fiesta se extingue a lo lejos.
Pero por más que entre los filósofos y los náuticos hubiese algunas individualidades unidas por vínculo amistoso, colectivamente las clases eran incompatibles; se repelían entre sí, se separaban como el agua y el aceite. Por supuesto, que allí el aceite eran los náuticos; es decir, los que siempre quedaban encima.
Se puso el gabán de pieles, hizo un signo amistoso al criado y acompañado por él salió al patio, se dirigió á su coche y dió orden de conducirle á casa del señor Tragomer. Eran las cuatro. El coche rodaba al trote cadencioso del caballo, y Marenval, arrebujado en un rincón, reflexionaba sobre los datos contradictorios que acababa de oir acerca del personaje que le interesaba.
Y por otra parte, si algo había en su mente y en su corazón de que, después de examinarlo, su conciencia pudiera tener escrúpulos, era un leve asomo de complacencia, al imaginar o al notar que, si no había triunfado pecaminosamente de aquel mozo por los sentidos, había logrado elevar su alma ya purificada hasta el alma de él, enlazándolas con amistoso y casto lazo.
La actriz inglesa Cristina Nilsson, dice: «No son artistas los que pretenden ignorar esa hiperestesia dolorosa que precede á los «débuts». Son contados los artistas que, como el malogrado Antonio Perrín, conservan, en medio de la sobresaltada emoción general, el amistoso buen humor de su sangre fría. Vico, en los entreactos, permanecía absorto. María Tubau rehuye toda conversación.
En la «primera» se comprendía lo referente «al supuesto propósito de hacer monja a Gloria contra su voluntad», de que yo hablaba; en la «segunda» entraba el permiso para contraer matrimonio; en la «tercera», todo lo relativo a intereses, y la posibilidad de una entrevista y convenio amistoso.
El Padre de los Maestros quería darle cierto sabor de protesta mesurada y grave por la ofensa que Golbasto se imaginaba haber recibido del gobierno. Momaren, haciendo este alarde de interés amistoso, se vengaba al mismo tiempo del joven poeta universitario que había osado criticarle como historiador.
Y dirigiéndose luego al anciano y alargándole la diestra para estrechar amistosamente la suya, añadió el ínclito trovador: ¿Te has olvidado acaso de mí y del amistoso lazo con que nos unimos en Roma y de las largas pláticas que allí teníamos, cuando estuve yo como Secretario de la pomposa Embajada de Tristán de Acuña?
Ni se diga por eso que faltaban juegos y recreos de la clase que los colonos habían presenciado muchos años atrás, en las ferias campestres de Inglaterra, en los que acaso tomaron parte, y consideraban sería conveniente conservar en estas nuevas tierras; por ejemplo, se veían luchas á brazo partido, de diferentes clases, aquí y allí en la plaza del mercado; en una esquina había un combate amistoso al garrote; y lo que más que todo llamaba la atención, en el tablado de la picota á que ya se ha hecho referencia varias veces en estas páginas, dos maestros de armas comenzaban á dar una muestra de sus habilidades con broquel y espadón.
Tendió su mano al joven; éste tuvo un momento de sorpresa o de vacilación; luego tendió la suya y Delaberge la estrechó con ademán amistoso. Después continuaron su camino hablando tranquilamente de la repoblación de los montes y no se separaron sino en la misma cocina del Sol de Oro, donde una criada les estaba aguardando medio dormida.
Palabra del Dia
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