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Actualizado: 21 de junio de 2025
No puedo creer que tú seas capaz de engañarme. ¿Lo que dices es una locura o qué es...? ¿A dónde me llevas...? Por Dios, no hagas una locura. Cochero, cochero, a la calle de la Amargura. El cochero irá donde yo le mande exclamé alzando la voz, porque el ruido del carruaje nos obligaba a hablar a gritos . Regocíjate, Inés, alégrate, amiguita.
¡Tomá que mi agüelo! -respondió la aldeana-. ¡Amiguita soy yo de oír resquebrajos! Apártense y déjenmos ir, y agradecérselo hemos. Apartóse Sancho y dejóla ir, contentísimo de haber salido bien de su enredo. Apenas se vio libre la aldeana que había hecho la figura de Dulcinea, cuando, picando a su cananea con un aguijón que en un palo traía, dio a correr por el prado adelante.
Ciudad de guarnición, hija mía, célebre por su riqueza y su buen gusto artístico... Los hombres son allí un poco zorros, pero serios; se puede contar con ellos... En cuanto al público, es como la sidra del país, tan pronto dulce como agria... Eso depende de los años. ¡Buen viaje, amiguita, y que sea usted exacta en los pagos.
Yo no trabajo en mojigangas, amiguita repuso mi antigua ama y de picarme las manos con la aguja, prefiero ocuparme, como me ocupo, en la ropa de esos pobrecitos soldados que han venido con Alburquerque de Extremadura, tan destrozados y astrosos que da lástima verlos.
Sin vacilar dirigió sus pasos al altar mayor, diciendo por el camino: «Si no te voy a hacer mal ninguno, Diosecito mío; si voy a llevarte con tu mamá que está ahí fuera llorando por ti y esperando a que yo te saque... ¿Pero qué?... no quieres ir con tu mamaíta... Mira que te está esperando... tan guapetona, tan maja, con aquel manto todito lleno de estrellas y los pies encima del biricornio de la luna... Verás, verás, qué bien te saco yo, monín... Si te quiero mucho; ¿pero no me conoces?... Soy Mauricia la Dura, soy tu amiguita».
Las costumbres excéntricas pero respetables de la marquesa de C. *, tía de su amiguita Enriqueta, la belleza de la condesa de B. *, los trajes de la duquesa H. *, los escándalos del barón de S. *, un verdadero loco, pero ¡tan fino! ¡tan distinguido!
Perdóneme usted, amiguita indicó Eponina con bondad , me va usted a estropear el vestido; me lo está usted mojando con sus lágrimas. Me lo quitaré replicó Isidora haciendo un gesto de niña mimosa . Miquis, haz el favor de pasarte a la sala, que me voy a mudar de traje». Alejose un rato el médico. Cuando volvió, ya Isidora había tomado su forma primera.
«El Padre Nones va a venir dijo la santa ; le mandé recado al salir de casa. Prepárese usted, hija mía, poniendo el pensamiento en Nuestro Señor Jesucristo; y como le pida perdón de sus pecados con verdadera contrición, se lo dará. ¿Se lo ha pedido usted?». Fortunata dijo que sí con la cabeza. «Mi amiguita se ha enterado del regalo que usted le ha hecho, y está tan agradecida.
Y permaneciendo ambas en pie, la fundadora dijo a su amiguita: «Esto no lo hago yo más que por ti... ¡meterme en vidas ajenas! La impresión que saqué el otro día es que por el momento no es ella quien te le distrae. Sería una actriz consumada si así no fuese. Como venga hoy, le echaremos la sonda más abajo a ver si sale algo.
Interrumpiendo un silencio de algunos minutos dijo el Magistral con una voz que se parecía a la del gato blanco: No puede usted imaginar, amiguita mía, cuánto le agradezco esta resolución....
Palabra del Dia
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