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Actualizado: 9 de julio de 2025
Al efecto lograron alquilar una casa modesta, en la cual reunieron camas, mantas y algunos muebles, nombrando por alcaldes de la cofradía á don Andrés de Losa y don Cristóbal Pareja; tomaron un administrador, que lo fué el clérigo don José Martín, y alquilaron para el servicio dos criados y una mujer anciana.
Si yo me muero por servirla: mire que yo soy como las tacitas de coco, que dicen en letras muy guapas: 'yo sirvo a mi dueña'. Voy a poner la puerta de mi casa llena de tiestos de flores, y a alquilar a los músicos, el día que mi niñita vaya a verme. ¡Y, eso que yo no se lo hago a nadie: porque no lo hago por servicio, sino porque le he cobrado mucha afición!».
Me entró un gran abatimiento, y pensé en pedir a cualquier desconocido un puesto en su carruaje, pues no había ninguno por alquilar, cuando se acercó a mí la tía pescueza, que tanto había desdeñado. ¿Te vienes con nosotras? Matilde y yo traemos una berlina; pero cabemos los tres si te avienes a ir en la bigotera. Vi el cielo abierto. Con tanto júbilo acepté, que la prójima me miró con curiosidad.
Sus negocios marchan bien y ha tenido que alquilar otro cuarto del mismo piso para establecer en él un diminuto escenario, donde da las lecciones y hace los ensayos y al que llama pomposamente su conservatorio. Campistrón no es un simple agente dramático; es también un innovador, pues ha inventado un nuevo método de canto: el canto de vientre.
Al día siguiente, las dos mujeres, escoltadas por un mozo de cuerda, se hicieron conducir al sur de la isla. Allí, en las inmediaciones de la villa Dandolo, encontraron una linda casita para vender o alquilar, con su verja y todo. Era la misma que la señora de Villanera había elegido para el señor de La Tour de Embleuse, en el caso en que éste se decidiese a pasar el verano en Corfú.
Sin embargo, como el médico insistía en los paseos a caballo, se determinó a alquilar un jamelgo para dar una vuelta por las afueras, de madrugada. Miguel alquiló otro para acompañarle, y así que Dios amanecía, salíanse ambos por la puerta de Toledo o San Vicente, y se espaciaban por aquellos campos media legua o una, según el tiempo y la ocasión.
Esto halagaba mi vanidad, pero no llenaba mi corazón. ¡A! ¡no! en él resonaban huecos los aplausos; le aturdían, pero no le conmovían. Y me faltaba algo; yo era pobre; trabajando á partido ganaba poco; me veía obligada á alquilar trajes, en que todo era falso y muchas veces viejo; otras llevaban sedas y brocados, y perlas y diamantes... eran queridas de algún gran señor.
Hemos oído decir que había vendido sus propias tierras para venir a arrendar las Gazaperas. Eso parecía raro por parte de un hombre que tenía propiedades suyas, que viniese a alquilar una granja en un país que no conocía. Pero se dijo que era a causa de la muerte de su mujer, bien que haya en las cosas razones que nadie conoce. Eso es más o menos lo que pude saber.
«Las prensas de hierro me dicen se rompen y es preciso gastar dinero en componerlas.» Ayer hablaba de un labrador que descuida sus tierras por alquilar sus mulas por tres reales diarios; hoy veo a estas gentes que huyen de la compostura de una prensa, y en cambio dejan fermentar la aceituna y pierden en la pasta comprimida una parte del jugo.
Halagole la idea a nuestro joven viendo en ello un modo de despertar su actividad dormida y desahogar la mente de porción de ideas que allá le bullían acerca de los sucesos políticos y de los personajes que en ellos intervenían. Aceptó, pues, con júbilo, y Mendoza quedó encargado de dar los pasos necesarios para sacar la autorización, alquilar cuarto, buscar imprenta, etc.
Palabra del Dia
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