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Actualizado: 21 de noviembre de 2025


Un día le quitaron de la tartera el almuerzo, sustituyendo la tortilla con polvos de imprenta.

El trato que reciben los viajeros es bueno: á las nueve de la mañana se sirve el almuerzo, á medio dia el indispensable lunch ingles, que equivale á tomar las once, á las cuatro una abundante comida, inglesa por de contado, á las siete el con pan y manteca. De Southampton á Lisboa, todos los viajeros estuvimos en cama veinticuatro horas.

Por allí tenía que pasar yo para llegar a donde mi destino me arrastraba; y pasar por allí, por aquel, hombre, aunque no fuera más que pasar de largo, era, para una mujer de mi estómago, ir al patio de una cárcel, a la picota, a los cubiles del circo..., a las fieras mismas. »Llamele aparte en la primera ocasión de ello que tuve, y le cité para el día siguiente, después del almuerzo.

Se comprenderá por este último y no insignificante detalle que la hermosa carnicera había concluido el despacho de la mañana. Al fin podía gozar algún descanso después de aquella espantosa brega de cortar, pesar, cobrar y devolver, y en el rescoldo de la buñolería le aderezaba la de los parches un ligero almuerzo.

Ponía los ojos en blanco, las manos en cruz y los hombros a la altura de las orejas para decir: «hay una ventana en el Castillo de Ponferrada que... vamos... no puedo expresar lo que es aquello...». Creeríase que por la tal ventana se veía al Padre Eterno y a toda la Corte Celestial. «Caramba con la ventana pensaba Jacinta, a quien le estaba haciendo daño el almuerzo . Me gustaría de veras si sirviera para tirarte por ella a la calle con todos tus condenados castillos».

También estaba muy hecha a aquellas costumbres tan metódicas: a misa por la mañana, el almuerzo a las diez, la comida a las seis, y entre uno y otra, lo más delicioso del día, que era la merienda de pan y fruta, que se me permitía comer en el jardín, corriendo, saltando y hasta trepando a los árboles, lo que no era muy bonito para una joven.

Su hija Feliciana, que era toda su familia, estaba trabajando en la fábrica de gorras, y él iba de un lado a otro, preparándose el almuerzo, después de bien pasado el mediodía. También el Mosco se levantaba tarde.

Á las once de la mañana, navegando en plena laguna, se sirvió el almuerzo, sentándose á la mesa el capitán, antiguo lobo marino de la carrera del Cabo, que le ahogaba el calor de la caldera, la estrechez del barco, lo limitado del horizonte, y más que todo, el agua dulce, que en tres palmos de fondo batían las palas de las ruedas.

Finalmente, se instaló en el estudio, pasando por su casa con rapidez para que la familia se convenciese de que aún existía... Desnoyers, algunas mañanas, llegaba á la rue de la Pompe para hacer preguntas á la portera. Eran las diez: el artista estaba durmiendo. Al volver á mediodía, continuaba el pesado sueño. Luego del almuerzo, una nueva visita para recibir mejores noticias.

Tenían una cama pequeña para el oso pequeño, una cama mediana para el oso mediano, y una cama grande para el oso grande. 15 Y esto era todo. Una mañana tenían sopa para el almuerzo. Echaron la sopa en los platos. Pero la sopa estaba tan caliente que no podían tocarla con la lengua. Los osos, como Vds. saben, no emplean ni cucharas, ni cuchillos, ni tenedores.

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