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Actualizado: 26 de junio de 2025
¿Pero qué vais á hacer conmigo? exclamaba el infeliz llorando. Brinco más ó menos, bailarás, hijo, y bailarás en el aire dijo un alguacil. ¡Que bailaré! ¡Para bailar estoy yo! Yo no quiero bailar dijo Montiño. Que quieras que no quieras, á la fuerza ahorcan repuso otro de los alguaciles. ¡Ahorcan! ¡Que me ahorcarán! ¡Conque después de haber sido robado en cuerpo y alma, he de ser ahorcado!
Una tarde, á la hora del ensayo, penetraba en el escenario un hombrecillo sonrosado, redondo y alegre: era Mr. Chalonette, alguacil del juzgado. Vengo dijo secamente, á cerrar el teatro. Bissón, que ya esperaba aquella visita, recibió á Mr. Chalonette con una cordialidad envolvente. ¿Ha visto usted alguna vez un ensayo? preguntó. No, señor. Pues, siéntese usted; es muy curioso. Luego hablaremos.
Sra. de los Reyes, y tenemos una nota del año de 1496 en la cual consta que el 14 de Agosto de dicho año el Alguacil mayor de Sevilla Dn. Alfon de Guzman «fizo fiesta en la plaza de San Francisco de juegos de cañas y de toros asistiendo en ellas el sr. duque de medina sidonia el alcaide de los donceles y otros muy nobles caballeros.»
Diego de Arana, gobernador. Pedro Gutiérrez, teniente. Rodrigo de Escobedo, teniente. Maestre Alonso, físico. Diego Lorenzo, alguacil. Luis de Torres, intérprete. Lope, calafate. Domingo de Lequeitio. Jacome el Rico, Genovés. Pedro de Lepe. Alonso Morales. Andrés de Huelva. Francisco de Huelva. Repítalos por siempre la historia.
Las religiones salian por órden de antigüedad; entre la de Santo Domingo iban los familiares, y en medio conducian el estandarte de la cofradia de S. Pedro Mártir que era de ministros de la Inquisicion, y lo llevaba un ministro del Santa Oficio siguiendo los comisarios, el fiscal, el alguacil, secretario y demás ministros de la Inquisicion, con las cruces que les servian de insignia en el pecho.
¡Cómo! ¿conoce don Gaspar de Guzmán al que ha dado de estocadas á don Rodrigo? dijo Lerma hablando más bien consigo mismo que con el alguacil.
Dijeron al alguacil que el Corregidor, que estaba allí, le mandaba entrar con el preso, y así lo hubo de hacer. Venía el Asturiano todos los dientes bañados en sangre, y muy mal parado, y muy bien asido del alguacil, y así como entró en la sala, conoció a su padre y al de Avendaño. Turbóse, y por no ser conocido, con un paño, como que se limpiaba la sangre, se cubrió el rostro.
Esta carta es curiosa y merece citarse: «Sepades, dice á los alcaldes y alguacil de Córdoba, que el cavildo de la Eglesia de Sancta María de Córdoba me embiaron decir que tienen carta del rey mio padre abierta en como quita de todo pecho a quatro moros que labren en su Eglesia, e porque diçen quel uno destos moros es muerto et el otro ciego en guisa que non puede labrar pidiéronle merced que pusiessen otros dos moros en logar destos et que fuessen quitos de todo pecho assi como lo eran los otros, et él tóvolo por bien.
Cerraban las filas el Señor Don Gaspar de Puig de Orfila, Alguacil mayor con su vara alta y Don Manuel Jiménez de Soto mayor, Secretario más antiguo; quien después de subidos al tablado de la plaza y de las salutaciones recíprocas, hizo en voz la entrega de parte del Tribunal y dió nota de los Reos en papel.
Don Juan I.º oyó la demanda de boca de los judíos; i como estaba ocupado en enterarse de los negocios del estado, i en lo que se trabajaba en las Cortes, i era al fin rei nuevo, no paró su consideracion en lo que de él se solicitaba, i así sin saber lo que hacia, dió el albalá para que su alguacil dispusiese la muerte de los acusados de malsines.
Palabra del Dia
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