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No lo digo por usted, amigo mío, dijo en tono bondadoso Marenval, sino por mismo. que usted ha sido alejado por la señorita de Freneuse, mientras que yo me alejé voluntariamente y no estuvo nada bien lo que hice. Un caballero hubiera obrado de otro modo, pero yo no era en ese caso un caballero, sino un millonario mal desvastado aún de su comercio y que temía perder sus nuevas relaciones.

Yo conceptuaba como la mayor gloria apetecible esta victoria mía por la fraternidad cristiana, y esa sumisión tuya por la gratitud. Ahora, cuando parece que recobras tu salud perdida y tu libertad, ¿qué harás? Desde el momento en que yo me aleje, tu soledad será espantosa. ¿Irás a la guerra? No lo creo.

Va de prisa, tiene que entrar en el cuartel cuanto antes. Le grita que se aleje, que salga de entre las ruedas. Ella afirma que no se moverá, é intenta tenderse en el suelo para que el vehículo la aplaste al ponerse en marcha. El artillero jura indignado, tomando por testigos á los curiosos.

Hace dos meses, mi situación me hubiese parecido extraordinaria, inverosímil... Yo cuidando á mi marido, temiendo que me descubra y se aleje de , deseando al mismo tiempo que me reconozca y me perdone... Sólo hace una semana que vivo á su lado. Desfiguro mi voz cuanto puedo, evito frases que le revelen quién soy... Pero esto no se puede prolongar.

Démoslo, por un momento, como usted quiere y para entendernos mejor; y digo que me comprometo, en ese triste y desgraciado caso que Dios aleje de nosotros tan allá como yo deseo, a poner de mi parte cuanto quepa en las fuerzas de mi decidida voluntad, para proseguir la obra benéfica de usted aquí, y desde luego, le empeño mi palabra de que la cadena, por de pronto, no ha de romperse por el eslabón que yo represento en ella... Después, sólo Dios puede saber lo que sucederá; Porque...

»Ignoro cuánto tiempo estuve en el cementerio, quizás no habría salido de aquel sagrado recinto si el postillón, desde lo alto de la tapia, no me hubiera avisado que ya era hora de que volviese a mi coche. »Entonces rompí una rama de los rosales que adornan el sepulcro, y me alejé de allí, cubriendo de besos aquellas flores en cuyo aroma creía yo respirar el puro aliento de mi pobre Magdalena

Y siguió paseando por la sala con la misma calma. ¿Quiere usted facturar el baúl? ¡Ah! , señor; se me olvidaba. Facturado el baúl, creyó que podía salir a dar algunas vueltas fuera de la estación. No se aleje usted mucho, caballero: el señor gerente no tardará en llegar: suele ser puntual.

»Comprendí que iba a verme obligado a usar de mi revólver, y como Juancito me gritaba de lejos que siguiera, que me iba a comprometer, opté por aceptar su consejo y me alejé al galope, alcanzando a oírle juramentos y amenazas contra ti. ¿Por qué? ¿Qué ha pasadoQue doña Ramona lo ha dejado y se ha venido; pero, ¡qué animal!... No te decía yo, Melchor, que esto podría tener consecuencias.

Hubo un momento de silencio. Nos sentamos. Máximo dijo entonces el señor Laubepin ¿está usted siempre en las disposiciones en que lo dejé? ¿Tendrá usted valor para aceptar el trabajo más humilde, el empleo más modesto, con tal que sea honorable, y que asegurando su existencia personal, aleje de su hermana, en lo presente y en lo porvenir, los dolores y peligros de la pobreza?

Entretanto decía Parrón á los suyos, señalando al segador: Ahora podéis robarlo. Conque basta ya de sermón y enterrad ese cadáver para que no apeste. Mientras los ladrones hacían el hoyo y Parrón se sentaba á merendar dándome la espalda, me alejé poco á poco del árbol y me descolgué al barranco próximo... Ya era de noche.