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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Porque las que menos afectuosas y tolerantes se habían mostrado con el niño, eran más extremosas ahora con el hombre. Esto sacó de sus casillas a D.ª Eloisa, D.ª Teodora y D.ª Marciala, que le trataron siempre con dulzura y hasta con mimo. Comenzaron los preparativos para la primera misa. Fue un certamen de primores entre ellas.
En tanto, Juliana, conduciendo a la Nina hasta la puerta con suave opresión de su mano en la espalda de la mendiga, la despidió con estas afectuosas palabras: «No se apure, señá Benina, que nada ha de faltarle... Le perdono el duro que le presté la semana pasada, ¿no se acuerda? Señora Juliana, sí que me acuerdo. Gracias.
El majo suelta una ruidosa carcajada y exclama dándole afectuosas palmadas en la espalda: ¡Sí que lo pierdo! ¿Quieres aprovecharlo tú? El señor Rafael había oído la carcajada y se acercó para saber lo que se trataba. Velázquez le informó riendo. Dió el viejo un paso atrás y, mirando fijamente á su sobrino, se santiguó diciendo con gravedad: Sobrino, no nos separamos. Yo no deshago la sociedad.
Se acabó la interminable charla que zumbaba en los oídos de la joven empleada; se acabaron los sempiternos discursos tan difíciles de escuchar haciendo una suma. ¡Ay! ya no había que temer errores en las cuentas; sólo turbaba el pesado silencio el ruido monótono del reloj y la ronca voz del cartero, y las palabras más afectuosas y las más tiernas caricias no lograban arrancar a la enferma más que una sonrisa pálida y lánguida.
Los madrileños se quedarán chupando el dedo por una temporada... ¿no es verdad, señora condesa?... ¿Dónde mejor que entre los suyos, señores?... Y daba palmaditas afectuosas en la rodilla del conde, que le obligó á ponerse el sombrero. ¿Y qué tal, qué ocurre por la parroquia, señor cura? Pero, hombre de Dios, ¿qué quiere usted que pase en este miserable rincón?
Por las mañanas abordaba a los primeros que subían a la cubierta. «Buenos días, señor. ¿Qué tal la noche?» Había gentes afectuosas que le contestaban con agradecimiento, entablando amistosa conversación, como si se conociesen de larga fecha; otros, recelosos y huraños, respondían con gruñidos o continuaban su paseo.
Lo habíamos comprendido dijo uno tristemente. Y todos a la vez se alzaron de la silla y vinieron a él, expresando su disgusto con afectuosas palabras. Mario hizo de tripas corazón. Se mostró tranquilo, risueño; hasta se autorizó algunas bromitas.
Resignado, pues, con las mejillas encendidas aún, se despidió no sin que el duque le llevase hasta la puerta muy cortésmente, dándole afectuosas palmaditas en la espalda. Cuando el prócer volvió a ocupar su sillón frente a la mesa, por debajo de sus párpados fatigados brillaba una sonrisa burlona de triunfo.
Dióle las muestras más patentes y lisonjeras de su predilección; dejó mil veces plantado a todo un círculo de admiradores, y rompiéndole, en los bailes, fué a asirse del brazo del desdeñoso. Para él fueron las más dulces miradas, las más afectuosas sonrisas; todos aquellos signos, en suma, que suelen augurar favor y revelar amor, sin traspasar los límites de la modestia y del decoro.
Para lo que pudiera suceder, resignaos á ser víctima, temed que las afectuosas protestas se quedarán sin cumplirse, y que en cambio de vuestro duelo, se os pagará con una satisfaccion tan gemebunda como estéril.
Palabra del Dia
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