Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de julio de 2025
Sólo Dios puede juzgar las acciones de los reyes. Y algo que está más bajo que Dios, fray Luis; su conciencia, la conciencia de sus vasallos, y después la historia... pero Dios, á quien adoro y bendigo, me ha librado de cometer un crimen; me ha procurado una buena y valiente espada y un corazón de oro... á propósito... ¿cómo estamos, en cuanto á la recompensa de ese valiente joven?
No tardó, sin embargo, haciendo un esfuerzo poderoso de ingenio como el anterior, en hallar el camino de la selva donde le aguardaba su simpática vecina. El café que sirven los domingos es peor que el de los demás días. Y se ruborizó al expresar esta juiciosa opinión, lo mismo que si hubiera dicho postrado de hinojos: ¡Te adoro, ángel mío!
Como si toda la pasión acumulada y oculta en tantos años brotara en ella de una vez con violenta sacudida, exclamó con fuerza: ¡Necio!, ¿no ves que te adoro? Lázaro quedó petrificado. La dama había hablado con toda la expresión de la verdad humana; se había revelado en un solo esfuerzo y del modo más categórico.
"De parte de la Luna á quien adoro, Est
No puedo serlo; jamás, nunca lo fui... tengo un amante que me adora sin fin, y yo le adoro, que no puedo olvidar sólo un instante. Y con eternos vínculos el crimen a su suerte me unió... nudo funesto, nudo de maldición que allá en su trono enojado maldice un Dios terrible. LEONOR y MANRIQUE LEONOR. ¡Manrique! ¿Eres tú? MANRIQUE. Sí, Leonor querida. LEONOR. ¿Qué tienes? MANRIQUE. Yo no sé...
Es que yo adoro las lágrimas y el mundo se rie de ellas; es que es mi ambicion muy grande ó que mi alma es muy pequeña: es que siempre, combatido por encontradas ideas, fluctúa mi pensamiento por que la verdad no encuentra; es que no tengo la fé del mártir ni del poeta; es que todos mis dolores son despreciables miserias que no levantan el ánimo y que las fuerzas enervan; es que anhelo un imposible, delirio de mi tristeza; es que me falta un apoyo á que asir mi mano trémula; es ¡ay Dios! que el alma mia no ha hallado su compañera.
Yo no conozco a Galileo continuó don Luis . Sé que fue un sabio, un genio de la ciencia. No soy más que un músico y entiendo poco de estas cosas. Pero a Beethoven lo adoro, y creo que mi padrino se quedó corto. Es un dios, es el hombre más extraordinario que ha producido el mundo. ¿No lo cree usted así, Gabriel?
Pues yo te digo que desde ayer te adoro aún con más entusiasmo... que no ha menguado el amor y la admiración que me inspiras... Pero quiero que seas mía, completamente mía... como yo lo soy tuyo... en cuerpo y en alma. Después de muchas protestas de cariño por una y otra parte, Miguel volvió solapadamente, dando grandes rodeos, a su tema.
A la mañana siguiente hice unos cuantos más, y por fin adopté este último ensayo. Y al decir esto Auvray, sacó su cartera y de ella un papel que desdobló y leyó en voz alta. He aquí lo que decía aquella carta: «Señorita: »Verla a usted es adorarla; yo la he visto y la adoro.
Apolonio se acerca a la monja, y con fuego contenido, porque si alguno espía no se percate, susurra: ¡Ángel consolador del alma mía! Te adoro; yo te adoro noche y día. Eres al par consuelo y desconsuelo, fulgor y palidez, igual que el cielo. El día y la noche, por manera rara, se representan en tu hermosa cara. De este lado es serena y sin reproche, de palidez mortal; Diana, la noche.
Palabra del Dia
Otros Mirando