Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de julio de 2025


El melancólico Maquia se suicidó en Nápoles al verla insensible a sus tristes sonetos; en Viena se batieron por ella y murió uno de sus admiradores; un inglés excéntrico la seguía a todas partes, proyectando sobre su cabeza una sombra de árbol fatal y jurando matar a todo el que ella prefiriese... ¡Ya había bastante!

No tardé en ver entre aquellos admiradores a Olóriz, atusándose, por variar, la barba y dirigiendo miradas lánguidas a Raquel. Se conoce que luchó un poco con el temor, pero que, al fin, se decidió a saludarla. Llegose, pues, y se quitó el sombrero, dejando al descubierto su magnífica cabellera rubia, peinada cual si viniese directamente de la peluquería.

En vida tan apacible llegó, para doña Luz y para sus compañeros de tertulia, la primavera de 1861. Durante la Cuaresma, el P. Enrique predicó varias veces, con mediano éxito, no sobrepujando la fama de los otros predicadores con quienes alternaba. El número de los fervientes admiradores del padre apenas se aumentaba con alguien que no fuese de la intimidad de D. Acisclo.

Al llegar al alojamiento encontró en el vestíbulo a muchos admiradores deseosos de abrazarle. Hablaban de sus hazañas con tales hipérboles, que parecían distintas, exageradas y desfiguradas por los comentarios en el corto trayecto de la plaza al hotel.

Y es de notar que el tío Merlín jamás era explícito en sus dictámenes, y que sus admiradores, al repetir á otros las ocurrencias del célebre viejo, apenas hallaban por donde cogerlas; y es claro: el tío Merlín, como casi todos los decidores del mundo, tenía todo su chiste en aquello que callaba, y lo que callaba era lo más importante.

Hablaban de al espada con protectora familiaridad, y éste les respondía anteponiendo el don a sus nombres, con la tradicional separación de clases que existe aún entre el torero, surgido del subsuelo social, y sus admiradores. El entusiasmo de aquellas gentes iba unido a remotas memorias, para hacer sentir al joven diestro la superioridad de los años y de la experiencia.

¿Verdá que ? preguntaba Gallardo con orgullo infantil . De veras que no estuvo malo aquéyo. Y en la interminable verbosidad de toda conversación sobre toros transcurría el tiempo, sin que el espada y sus admiradores se fatigasen de hablar de la corrida de la tarde y de otras que se habían celebrado algunos años antes. Cerraba la noche, encendíanse luces, y los aficionados no se iban.

Hasta que llegó el siglo XIX, exclaman sus más fervientes admiradores, hasta que llegó este siglo, cuyo genio es Hamlet viviente, no pudo haber lectores que entendiesen la tragedia de Hamlet. Ahora la literatura, la filosofía y el pensamiento todo, son Shakspeare. Su espíritu es el horizonte más allá del cual nada vemos, nada descubrimos, aunque nos esforcemos con ansia por columbrar lo venidero.

La niña levantó nuevamente su regordete y blanco brazo, cuyo seductor contorno realzaba un brazalete modelo, chillón y macizo regalo de uno de sus más humildes admiradores, que llevaba gracias a la solemnidad del día. Reinó un silencio sepulcral.

Vamos a ver qué haces esta tarde decían con su fervor de creyentes . La afición espera mucho de ti. Vas a quitar muchos moños... A ver si estás tan bueno como en Sevilla. Fueron despidiéndose los admiradores, para almorzar en sus casas y llegar temprano a la corrida. Gallardo, viéndose solo, se dispuso a subir a su cuarto, a impulsos de la movilidad nerviosa que le dominaba.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando