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Actualizado: 25 de julio de 2025
Un grupo de gente le rodea en seguida. El público aterrado se agita y se alborota: quiere saber lo que ha pasado. Al fin uno de los actores se destaca del grupo y dice en voz alta: «que el traspunte Antonio García, caminando por los telares del teatro, había tenido la desgracia de caerse. ¿Pero, está muerto?... ¿está muerto? preguntan varias voces. El actor hace con la cabeza señal afirmativa.
«Es necesario dice Iffland, que el actor se aplique á explicarnos por qué razones el personaje es tal como allí aparece, y qué circunstancias depravaron su alma; siendo, en suma, el paladín oficioso del carácter que representa.»
A los treinta años conoció á Neuville, un actor que representaba en teatrillos de ínfimo orden papeles de segundo galán; el admirable Neuville, tolerante y discreto, con quien la Montansier ya vieja y gloriosa, había de casarse treinta y cuatro años más tarde.
Todos lo reconocen así y nadie se atreve á contradecirle; y probablemente muchos de los artistas que hoy ocupan lugares eminentes en la escena francesa, se congratulan secretamente de que Victoriano Sardou no haya querido nunca ser actor. Mí última conversación con Victoriano Sardou ha sido interesante y muy larga.
En la escena en que Gómez Arias se propone entregar á los moros á la mísera joven, á quien sedujo, uno de los alguaciles se dejó llevar de tal manera de la verdad y de la animación del espectáculo, que se precipitó con la espada desnuda contra el actor, que representaba el papel de Gómez Arias, y lo puso en precipitada fuga.
Féval pide á Sardou un drama raro, que no recuerde nada conocido, y Sardou escribe «El jorobado», que debía interpretar Mélingue; pero éste, que era muy celoso y no quería aparecer ridículamente á los ojos de su mujer, se negó á representarlo. El actor Montigny rechazó la comedia «París del revés», que Scribe halló inmunda; y la censura prohibió los ensayos de «Cándido».
De allí partió Magallanes para hacer su primer viaje al derredor del mundo, en 1519; y Sevilla le disputa á Granada la cuna de Lope de Rueda, tan ilustre actor como escritor dramático; especie de Molière español. Cada uno de los nueve arrabales de Sevilla es notable por algún monumento ó fábrica importante. Pero el de Triana es de una especialidad puramente social.
Exigía dinero a los ricos, y con gestos de actor que se ve contemplado por inmenso público, socorría de vez en cuando a una pobre vieja, a un jornalero cargado de familia. Estas generosidades eran agrandadas por los comentarios de la muchedumbre rural, que tenía a todas horas el nombre de Plumitas en los labios, pero era ciega y muda cuando preguntaban por él los soldados del orden.
Pero, señor contestó el edecán despechado, un cañonazo no alcanza. ¿No alcanza? interrumpió furioso el general con tono de hombre que desata la dificultad, ¿no alcanza un cañonazo? No, señor, no alcanza dijo con firmeza el edecán. Pues bien concluyó su excelencia, que tiren dos. Eso decimos por acá. Darle un actor malo al público a ver cómo lo toma. ¿No alcanza, no gusta? darle dos.
Nuestro actor que ya ha llamado la atencion de todos cree, que ceder sería rebajarse y se agarra á la butaca mientras repite su contestacion á la pareja de la Veterana que fué á llamar el director.
Palabra del Dia
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