Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de junio de 2025


He bebido de un agua que corre con sonido arrullador, de una fuente subterránea pero poco profunda, de una caverna que no está muy lejos, bajo tierra. ¡Ah! que no sea dicho jamás: mi cuarto está oscuro, mi lecho es estrecho; porque jamás ningún hombre durmió en lecho igual y para dormir verdaderamente, es en un lecho como éste en el que hay que acostarse.

Y cuando se abrían las navajas y se enarbolaban taburetes, en noche de domingo, Copa, sin hablar palabra ni perder la calma, surgía entre los combatientes, agarraba del brazo á los más bravos, los llevaba en vilo hasta la carretera, y atrancando la puerta por dentro, empezaba á contar tranquilamente el dinero del cajón antes de acostarse, mientras afuera sonaban los golpes y los lamentos de la riña reanudada.

Aunque les obligaron a acostarse algunas horas, el sueño no cerró sus párpados ni un instante. Al amanecer estaban en pie, con el semblante descompuesto, los ojos hundidos y rodeados de círculo oscuro, testimonio de su acerbo padecer. Y otra vez emprendieron aquel fatídico calvario por las calles, recorriendo las oficinas de policía, el juzgado de guardia, las casas de los conocidos.

Cuando llegó la hora de acostarse, fuime hacia el cuarto, me desnudé y me metí en la cama. Poco después de estar allí, cuando aún no me había dormido, llegó el intruso. Fingí que dormía para no saludarle. A la mañana siguiente levanteme temprano y fui a misa, según costumbre.

Tristán salió un momento después de comer y quiso distraerse en el café, pero no pudo lograrlo. Se hallaba tan melancólico, tan abatido que muy presto se restituyó a su casa. Clara se disponía a acostarse, pero no en la alcoba del gabinete donde dormía el matrimonio, sino en otra habitación alejada.

Don José tenía la costumbre de acostarse una hora más tarde que su señora y niñas, y esa hora la empleaba en leer La Correspondencia, deleite sin el cual no podía pasar, y después de hacer cigarrillos de papel, valiéndose de un aparato conocido, cilindro de madera lleno de agujeritos, donde se introduce el papel liado, y se cargan y atascan después de picadura.

Después de esta lamentación siguió hablando, en medio de un profundo silencio. Todos los ojos estaban fijos en él. Sus compatriotas esperaban un cuento divertido que les hiciera reir ó una historia interesante que les obligase á estirar el cuello con asombro y curiosidad, hasta la hora de acostarse.

A las diez estaba el misántropo en su habitación, disponiéndose para acostarse. «¿Se te ofrece algole dijo su hermana. No. Trataré de dormir... Mañana a estas horas estaré oyendo cantar el botijo e leche. ¡Qué aburrimiento! Pero, hombre, ¿qué más te da? Con no comprárselo si no te gusta... Si esa gente vive de eso, déjales vivir.

Cuando el bondadoso anciano se retiró, Bringas y su mujer estaban más animados. «Nada, hijos míos, no hay que apurarse les dijo Cándida, cuya útil oficiosidad a entrambos servía de gran consuelo . Ahora acostarse... y dormir si se puede. Nada de miedo, ni de pensar en lo que no ha de ser. Serenidad y un poquito de paciencia. Es cuestión de horas o de un par de días todo lo más.

Acaecíales muchas veces pasar de esta manera una o dos horas antes de acostarse, pues la señorita estaba acostumbrada de antiguo a leer en las altas horas de la noche. No parecía tan absorta en la lectura como otras veces. Posaba el libro con frecuencia sobre la mesa y se quedaba largo rato pensativa con la mano en la mejilla. Tornaba a cogerlo vacilando, para dejarlo otra vez muy presto.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando