Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 15 de mayo de 2025


Amigas tenía pocas doña Inés, porque casi todas las hidalguillas y labradoras de la población estaban muy por bajo de ella en entendimiento, ilustración, finura y riqueza. Quien más acompañaba, por consiguiente, en su soledad a la señora doña Inés era el cacique don Andrés Rubio, embobado con el afable trato de ella y cautivo de su discreción y de su hermosura.

Levantábase de madrugada, tomaba la carabina, llamaba a los perros y lanzábase al través de los campos, llegando la mayor parte de los días a la noche, rendido, con algunas perdices en el morral y un hambre de caníbal. Cuando las excursiones eran más cortas, Cecilia le acompañaba, según le había prometido.

La viuda, siempre sonriente, se asombraba de sus frases de doble sentido, de los guiños picarescos con que acompañaba sus palabras, y hasta le parecía ¡oh poder de la ilusión! que había en su persona un perfume extraño que comenzaba a crispar los nervios de doña Manuela, algo del ambiente de aquella mala piel de la calle del Puerto, que el protector se había traído sin duda a su hogar honrado.

A veces, en sus breves visitas a Rucanto le acompañaba Rita, la buena anciana, siempre ganosa de ver a su santa querida. Vivía la fiel servidora al lado del médico, ocupando en la casa de Luzmela su puesto de confianza, tantos años acreditado por una constante adhesión al difunto caballero. En vano intentara Rita continuar al inmediato servicio de Carmen.

Antonio, mientras se vestía, despertó a su hijo, un grumete de nueve años que le acompañaba en la pesca y hacía el trabajo de un hombre. A ver si hoy tenéis más fortuna murmuró la mujer desde la cama . En la cocina encontraréis el capazo de las provisiones... Ayer ya no querían fiarme en la tienda. ¡Ay, Señor! ¡Y qué oficio tan perro! Calla, mujer; malo está el mar, pero Dios proveerá.

El general que acompañaba antes al ministro de Gracia y Justicia invitábale muy finamente a una cacería en sus tierras de Pardillo; era Grande de España, y llamábanle en Palacio el cuclillo indicador, por ser siempre el primero en adivinar la mata por donde había de saltar un ministro. Nevaba furiosamente, y angustiado Fernandito, daba prisa por marcharse.

En cambio les acompañaba el ortopédico, hermano de D.ª Laura, y el hijo de este, llamado Juan José. ¡Ah! El ortopédico era saladisímo para una cena. Hombre de gran formalidad, se trocaba en el más gracioso del mundo en cuanto bebía dos vasos de vino; decía los disparates más chuscos que se podrían imaginar.

Además, la casualidad me ha servido mejor que yo podía esperar y me ha proporcionado datos preciosos sobre el hombre misterioso que acompañaba á la cantante en San Francisco. ¿Le conoce usted?

Chonito caminaba con la nariz pegada al suelo, sus ijares se estremecían de impaciencia, de cuando en cuando se volvía para cerciorarse de que le acompañaba el cazador. ¡Ahora! exclamó el de Naya . Eh, Julián, mándele que entre.... Entra, Chonito, entra murmuró lánguidamente el capellán.

Le acompañaba el octogenario alguacil Marcones con tercerola y sable. El iba armado de revólver y estoque. Después, y sucesivamente, fueron saliendo y diseminándose por las tertulias nocturnas don Melchor, Gabino Maza, don Pedro Miranda, Delaunay, don Mateo, y todos los demás. Los indianos tardaron más tiempo.

Palabra del Dia

atormentada

Otros Mirando