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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Por último, todo ese paisaje esplendente se ve encuadrado por las montañas de la Sierra-Nevada, donde en la cima de los anfiteatros de colinas y planos inclinados, y sobre inmensos pedestales abruptos de granito y mármol se destaca, como el lomo fulgurante de un mar de plata, el cordon de eminencias coronadas de nieve perpetua, que parece estar enviándole á la Europa los reflejos del sol abrasador de África.... En uno de esos anfiteatros de cerros se nota el del Suspiro del Moro, desde cuya cima dicen que el vencido Boabdil lanzó la última mirada y el postrer adiós á la gentil Granada, ya conquistada por las huestes de Isabel y Fernando....
Casi al salir de Reinosa comienza un admirable laberinto de colinas y cerros de encanto sin igual, que se destacan ya abruptos, ya redondos, ya en planos inclinados, produciendo una infinidad de quiebras ó profundas ramblas por cuyas faldas y honduras va caracoleando la carretera, llevando al viajero de sorpresa en sorpresa.
De ellas no surge ningún sistema hidrográfico importante; las neveras perpetuas faltan en sus cimas absolutamente; las formaciones de caliza reemplazan á las de granito; los grupos desordenados, complicados y muy abruptos no existen, sino que en su lugar giran tres cadenas de montañas paralelas y de extension desigual: dos de ellas de 15 leguas cada una, y de 18 la que llega hasta Schaffhouse.
El viajero, torciendo hácia el N. O., comienza á trepar las faldas pedregosas, áridas y tristes y los boquerones abruptos que médian, en la serranía del «Brevent» y las Agujas-Rojas, entre la hoya del Arve y la del Trient, tributarios del Ródano en sentido opuesto. La vegetacion artificial, las rústicas praderas y los graciosos chalets ó casas de campo alpinas, han desaparecido.
Cerca de la cabana de un carbonero vio Jaime a dos mujeres que marchaban apresuradas por entre los pinos. Eran Margalida y su madre. Venían de los Cubells, ermita situada en una altura de la costa, junto a una fuente que fecunda los abruptos peñones, haciendo crecer el naranjo y la palmera al abrigo de las rocas.
Gibraltar, asentada en su roca monumental y prolongándose en anfiteatro hácia la cima hasta perderse entre picos abruptos, fortalezas y bosquedllos artificiales, tenia, á la luz ya vacilante de las seis y media de la tarde, no sé qué de fantástico y severo por su conjunto, y al mismo tiempo mucho de oriental, de voluptuoso y poético por sus rasgos y melancolía del momento.
De trecho en trecho se destacan peñascos colosales ó picachos abruptos, ó bien se producen altísimas murallas tajadas verticalmente, donde se ven con mucho interes, ora las grandes vetas brillantes y azulosas de las rocas graníticas, ora las severas estratificaciones de los sedimentos de caliza y arenisca, ó los complicados relieves de pizarra ó rocas esquistosas, ora, en fin, los verdes festones de lianas y helechos descolgándose sobre los abismos, ó los lucientes matorrales de encinas enanas que vegetan en las sinuosidades de los cerros, flotando al viento como si se desprendiesen de las rocas para volar sobre las ondas espumantes del riachuelo.
Los enormes cerros de granito, desnudos, abruptos, despedazados á veces, entrelazados en laberinto, separados por abismos profundos y espantosos, destacando acá y allá picos, y conos, y cúpulas y moles gigantescas, cubiertos en partes de tristes matorrales, de blancas flores y de musgo y helechos; las sombras y los claros que se proyectan, segun las inflexiones del terreno; el frio de la noche; el ruido de los torrentes en las profundidades; la soledad medrosa de aquellos parajes que parecen guaridas de bandidos ó de fieras y aves de rapiña: todo eso le da á la escena los mas sombríos caractéres y un interes extraordinario.
En los abruptos declives no se ahondarán repentinamente profundos barrancos, y las praderas del valle no desaparecerán bajo los amontonamientos de piedras y troncos arrastrados desde las laderas.
En breve el valle se va estrechando entre empinadas y ásperas montañas de salvaje aspecto, donde descuellan cien picos abruptos entre bosques magníficos de abetos, y el viajero contempla con arrebato sucesivamente los soberbios nevados de la Jungfrau , del Monch, el Eiger y el Wetterhorn.
Palabra del Dia
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